sábado, 31 de diciembre de 2011

¿Por qué los católicos llaman a María Madre de Dios?

Argumentos Bíblicos
San Pablo en su carta a los gálatas dice de Jesucristo: "nacido de mujer, nacido bajo la ley", para indicarnos que como hombre Dios necesariamente ha tenido que tener una madre. Se reserva un lugar particular a la «mujer» que es la Madre de aquel, al cual el Padre ha confiado la obra de la salvación, «ella misma es insinuada proféticamente en la promesa dada a nuestros primeros padres caídos en pecado», según el libro del Génesis (cf. 3, 15). «Así también, ella es la Virgen que concebirá y dará a luz un Hijo cuyo nombre será Emmanuel», según las palabras de Isaías (cf. 7, 14) (20) De este modo el Antiguo Testamento prepara aquella «plenitud de los tiempos», en que Dios «envió a su Hijo, nacido de mujer, ... para que recibiéramos la filiación adoptiva». La venida del Hijo de Dios al mundo es el acontecimiento narrado en los primeros capítulos de los Evangelios según Lucas y Mateo.

María es introducida definitivamente en el misterio de Cristo a través de este acontecimiento: la anunciación del ángel. Acontece en Nazaret, en circunstancias concretas de la historia de Israel, el primer pueblo destinatario de las promesas de Dios. El mensajero divino dice a la Virgen: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1, 28). María «se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo» (Lc 1, 29). Qué significarían aquellas extraordinarias palabras y, en concreto, la expresión «llena de gracia» (Kejaritoméne).

La Anunciación es la revelación del misterio de la Encarnación al comienzo mismo de su cumplimiento en la tierra. María es «llena de gracia», porque la Encarnación del Verbo, la unión del Hijo de Dios con la naturaleza humana, se realiza y cumple precisamente en ella. Si, después del anuncio del mensajero celestial, la Virgen de Nazaret es llamada también «bendita entre las mujeres» (cf. Lc 1, 42), esto se explica por aquella bendición de la que «Dios Padre» nos ha colmado «en los cielos, en Cristo». Sin embargo, esta bendición se refiere a María de modo especial y excepcional; en efecto, fue saludada por Isabel como «bendita entre las mujeres».

La razón de este doble saludo es, pues, que en el alma de esta «hija de Sión» se ha manifestado, en cierto sentido, toda la «gloria de su gracia», aquella con la que el Padre «nos agració en el Amado». El mensajero saluda, en efecto, a María como «llena de gracia»; la llama así, como si éste fuera su verdadero nombre. No llama a su interlocutora con el nombre que le es propio en el registro civil: «Miryam» (María), sino con este nombre nuevo: «llena de gracia». ¿Qué significa este nombre? ¿Por qué el arcángel llama así a la Virgen de Nazaret?

 En el lenguaje de la Biblia «gracia» significa un don especial que, según el Nuevo Testamento, tiene la propia fuente en la vida trinitaria de Dios mismo, de Dios que es amor (cf. 1 Jn 4), Cuando leemos que el mensajero dice a María «llena de gracia», el contexto evangélico, en el que, en ella confluyen revelaciones y promesas antiguas, nos da a entender que se trata de una bendición singular entre todas las «bendiciones espirituales en Cristo».

  En el misterio de Cristo, María está presente ya «antes de la creación del mundo» como aquella que el Padre «ha elegido» como Madre de su Hijo en la Encarnación, y junto con el Padre la ha elegido el Hijo, confiándola eternamente al Espíritu de santidad. María está unida a Cristo de un modo totalmente especial y excepcional, e igualmente es amada en este «Amado» eternamente, en este Hijo consubstancial al Padre, en el que se concentra toda «la gloria de la gracia». A la vez, ella está y sigue abierta perfectamente a este «don de lo alto» (cf. St 1, 17). Como enseña el Concilio, María «sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que de Él esperan con confianza la salvación».

Si el saludo y el nombre «llena de gracia» significan todo esto, en el contexto del anuncio del ángel se refieren ante todo a la elección de María como Madre del Hijo de Dios. Pero, al mismo tiempo, la plenitud de gracia indica la dádiva sobrenatural, de la que se beneficia María porque ha sido elegida y destinada a ser Madre de Cristo. Si esta elección es fundamental para el cumplimiento de los designios salvíficos de Dios respecto a la humanidad, si la elección eterna en Cristo y la destinación a la dignidad de hijos adoptivos se refieren a todos los hombres, la elección de María es del todo excepcional y única. De aquí, la singularidad y unicidad de su lugar en el misterio de Cristo.

El mensajero divino le dice: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un Hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo» (Lc 1, 30-32). Y cuando la Virgen, turbada por aquel saludo extraordinario, pregunta: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?», recibe del ángel la confirmación y la explicación de las palabras precedentes. Gabriel le dice: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios» (Lc 1, 35).

Argumentos humanos
En el diccionario encontramos que "madre" es la mujer que engendra. Se dice que es madre del que ella engendró. Si aceptamos que María es madre de Jesús y que El es Dios, entonces María es Madre de Dios.

  No se debe confundir entre el tiempo y la eternidad. María, obviamente, no fue madre del Hijo eternamente. Ella comienza a ser Madre de Dios cuando el Hijo Eterno quiso entrar en el tiempo y hacerse hombre como nosotros. Dios se hizo hombre sin dejar de ser Dios, por ende María es madre de Jesús, Dios y hombre verdadero.

Entonces, María es Madre de Dios, no porque lo haya engendrado en la eternidad sino porque lo engendró hace 2011 años en la Encarnación. Dios no necesitaba una madre pero la quiso tener para acercarse a nosotros con infinito amor. Dios es el único que pudo escoger a su madre y, para consternación de algunos y gozo de otros, escogió a la Santísima Virgen María quién es y será siempre la Madre de Dios. Cuando la Virgen María visitó a su prima Isabel, esta, movida por el Espíritu Santo le llamó "Madre de mi Señor". El Señor a quien se refiere no puede ser otro sino Dios. (Cf. Lucas 1, 39-45).

La verdad de que María es Madre de Dios. (Theotokos) es parte de la fe de todos los cristianos ortodoxos (de doctrina recta). Fue proclamada dogmáticamente en el Concilio de Éfeso, en el año 431 y es el primer dogma Mariano. No ahora, ni hace mil años sino, en el año 431. "Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona de la Santísima Trinidad. María no es solo madre de la naturaleza, del cuerpo pero también de la persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos Dios y hombre, entonces Ella es la Madre de Dios" -Concilio de Éfeso.

Más tarde también fue proclamada y profundizada por otros concilios universales, como el de Calcedonia (451) y el segundo de Constantinopla (553). En el siglo XIV se introduce en el Ave María la segunda parte donde dice: "Santa María Madre de Dios" Siglo XVIII, se extiende su rezo oficial a toda la Iglesia. El Papa Pío XI reafirmó el dogma en la Encíclica Lux Veritatis (1931).

María por ser Madre de Dios transciende en dignidad a todas las criaturas, hombres y ángeles, ya que la dignidad de la criatura está en su cercanía con Dios. Y María es la más cercana a la Trinidad. Madre del Hijo, Hija del Padre y Esposa del Espíritu. "El Conocimiento de la verdadera doctrina católica sobre María, será siempre la llave exacta de la comprensión del misterio de Cristo y de la Iglesia"

¿Quién ha oído jamás decir que le esté prohibido al constructor habitar en el mismo templo que él ha construido?

Y la Madre de Dios es mía, porque Cristo es mío (S. Juan de la Cruz)

Fuentes: Carta Encíclica Redemptoris Mater del sumo pontífice Juan Pablo II                
               Corazones.org

lunes, 26 de diciembre de 2011

¿Cuándo fue la fecha exacta que nació el Salvador? ¿Y para ti cuando fue?

El primer texto conocido que une o relaciona el nacimiento de Cristo y el del sol, lo tenemos en Cipriano, "¡Oh, qué maravillosamente actuó la Providencia, que en el día en el que nació el Sol… Cristo debía nacer". Los orígenes de esta celebración, el 25 de diciembre, se ubican en las costumbres de los pueblos de la antigüedad que celebraban durante el solsticio del invierno (desde el 21 de diciembre), alguna fiesta relacionada al dios o los dioses del sol, como Apolo y Helios (en Roma y Grecia), Mitra (en Persia), Huitzilopochtli (en Tenochtitlan), entre otros. Algunas culturas creían que el dios del sol nació el 21 de diciembre, el día más corto del año, y que los días se hacían más largos a medida que el dios se hacía más viejo. En otras culturas se creía que el dios del sol murió ese día, sólo para volver a otro ciclo.La conocida fiesta solar del Natalis Invicti, el "Nacimiento del Sol invicto", celebrada el 25 de diciembre, ejerció una fuerte influencia sobre nuestra fecha Navideña. El papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado en esa misma fecha, para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades de esa fecha. En el Imperio romano, las celebraciones de Saturno durante la semana del solsticio, que eran el acontecimiento social principal, llegaban a su apogeo el 25 de diciembre.  La lectura atenta de expedientes históricos indica que la primera mención de tal banquete en Constantinopla no sucedió sino hasta 379, bajo San Gregorio Nacianceno. En Roma, puede ser confirmado solamente cuando se menciona un documento aproximadamente del año 350.En un tratado anónimo sobre solsticios y equinoccios se afirmo que "Nuestro Señor fue concebido el 8 de las calendas de abril en el mes de marzo (25 de marzo), que es el día de la Pasión del Señor y de su concepción, pues fue concebido el mismo día en que murió". Si fue concebido el 25 de marzo, la celebración de su nacimiento se fijaría nueve meses después, es decir, el 25 de diciembre.
Los Evangelios no proporcionan ayuda alguna acerca de la fecha del nacimiento de Cristo; según sus datos, nos encontramos con argumentos contradictorios. Parece imposible que el censo se haya realizado en invierno: toda una población no podría haberse puesto en camino. Por otra parte, sí pudo haberse realizado en invierno; pues sólo durante esta época del año el trabajo en el campo era suspendido.
Durante la Reforma protestante, la celebración del nacimiento de Cristo fue prohibida por algunas iglesias protestantes, llamándola "Trampas de los papistas" y hasta "Garras de la bestia", debido a su relación con el catolicismo y el paganismo antiguo. Después de la victoria parlamentaria contra el Rey Carlos I durante la Guerra civil inglesa en 1647, los gobernantes puritanos ingleses prohibieron la celebración de la Navidad. En la actualidad, los Testigos de Jehová no celebran la Navidad.

Y ahora, cual es la segunda respuesta al título de esta reflexión, que es lo que importa una fecha, o  mi salvación, tu salvación ¿Cuándo llego Jesús a tu vida? ¿Qué ha hecho el por ti? ¿Que has hecho tu por él? ¿Murió apenas nació? ¿Cristo vive en nosotros? ¿Qué espacio ocupa en nuestras vidas? En definitiva, cual es la importancia de una fecha si esa fecha no significa nada en mi vida. Hoy si quieres puede ser esa fecha en que se divida la historia de nuestras vidas, si así Tú lo quieres.

viernes, 23 de diciembre de 2011

¿Cuándo y dónde nacen los “Belenes”?

La palabra Navidad es una abreviatura de Natividad proveniente de la voz latina nativitas, que significa nacimiento. Esta celebración se inicia en los primeros años de la iglesia cristiana, cuando el Papa Telésforo la instituyó en el siglo II. Las primeras ceremonias religiosas, se utilizó el género teatral para persuadir a la gente sobre las bondades de su religión.
Por otro lado, la palabra pesebre es de origen latino, viene de praesepe que significa pesebre, establo, caballeriza, corral, cuadra, etc. La costumbre de reproducir el nacimiento de Jesús en imágenes se originó en el siglo XIII y fue por iniciativa de San Francisco de Asís; que predicando por la campiña de Rieti, Italia, lo sorprendió un fuerte invierno. Lo que le obligo a refugiarse en la ermita de Greccio.
Allí comenzó a orar y meditando la lectura del evangelista San Lucas, cuando de pronto, tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús en Belén. Dándose enseguida a la tarea de construir una casita de paja a modo de portal, en su interior puso un pesebre, trajo un buey y un asno de los campesinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de ellos a reproducir la escena de la adoración de los pastores. Era la Navidad del año 1223.
Por el siglo VII la escena de la Natividad adquiere la importancia para ser utilizado en los cultos. Algunas crónicas afirman que el pesebre más antiguo que se conserva en parte, está en la basílica romana de Santa María la Mayor. Este guarda la misma estructura de la cueva de Belén.
La idea del Nacimiento se consolidó como tradición en el arte de toda Italia, siendo durante el Trescientos (siglo XIV), que se multiplicó la escena de la Natividad, habiéndose afianzado su popularidad en la segunda mitad del Cuatrocientos (siglo XV). En la Catedral de Volterra, un Nacimiento de grandes figuras era ya común. En Toscana el número de Nacimientos monumentales fue muy grande y es posible que desde ahí se propagaran al reino de Nápoles, en donde el Rey Carlos III fundó talleres de cerámica en donde se dice que el propio dirigía a los artesanos. En este taller encargó figuras para su pesebre, que instaló en una habitación del Palacio Real, lo que dio inicio a una de las más conocidas tradiciones navideñas.
Algunos símbolos de los “belenes:
Choza: Representa sencillez y humildad. . El niño Jesús: Guía espiritual, que se aloja en el corazón del hombre para transmitirle su amor al mundo. María: Representa la fidelidad y el amor a Dios, mujer compresiva y bondadosa. José: Hombre que inspira obediencia y fortaleza Buey: Su misión era mantener caliente con su aliento, la cuna del niño Jesús. Sirve como ejemplo a los hombres, para que mantengan en sus hogares un ambiente cálido y amoroso. Burro: Animal más humilde de la creación, motivo por el cual fue el elegido para acompañar a María y estar en el pesebre. Tres reyes magos: A través de sus obsequios (oro, incienso y mirra), le muestran a Jesús su naturaleza real y divina. Pastores: Representan la humildad, sencillez, servicio, ayuda y alegría de los humanos que cuidan con amor a su rebaño. Ovejas: Significan obediencia y docilidad, inspiran confianza.
Bendición de la mesa en Navidad
Al iniciar la cena:
+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Esta noche buena nos reunimos en esta mesa para recordar y celebrar el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
Te damos gracias Señor, Dios Padre Omnipotente, porque por tu bondad en una noche como ésta, permitiste que tu Único hijo se hiciera hombre para liberarnos del yugo del pecado.
Gracias, Padre Nuestro, por el cariño de predilección que nos tienes, aún sin merecerlo.
Gracias, Jesús Nuestro Señor, porque nos enseñaste a ser humildes naciendo en un pesebre cuando podías haber nacido en un palacio. Enséñanos a ser como tú, humildes y mansos de corazón.
Ahora, la familia expresa públicamente sus Gracias al Señor.
Luego, en familia procedemos a hacer nuestras peticiones
En esta Noche Santa, te pedimos Señor por nuestras necesidades:
Al Final
Señor, Dios del Universo, te damos gracias por estos alimentos que por tu bondad recibimos de tus manos. Te pedimos por los pobres del mundo que no pueden, en esta Noche Santa, cenar como nosotros cenamos. Te pedimos por ellos, y por nosotros para que aprendamos a compartir los bienes que nos das todos los días, para que a ejemplo de Jesucristo Señor nuestro, sepamos vivir la caridad con nuestro prójimo todos los días de nuestra vida.
Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos. El Rey de la Gloria Eterna nos haga partícipes de Su mesa Celestial.
Contestan todos: Amén.

viernes, 16 de diciembre de 2011

“Sed contantes, hermanos, hasta la venida del Señor” (St 5,7)

Con estas palabras el Apóstol Santiago nos indica la actitud interior para prepararnos a escuchar y a acoger de nuevo el anuncio del nacimiento del Redentor en la cueva de Belén, misterio inefable de luz, de amor y de gracia. La invitación de Santiago “Sed contantes, hermanos, hasta la venida del Señor”, nos recuerda que la certeza de la gran esperanza del mundo se nos da y que no estamos solos y que no construimos nuestra historia en soledad. Dios no está lejos del hombre, sino que se ha inclinado hacia él y se ha hecho carne (Jn 1,14).

Queridos amigos, Santiago nos exhorta a imitar al agricultor, que “espera con constancia el precioso fruto de la tierra” (St 5,7). La invitación del Apóstol puede parecer anacrónica, casi una invitación para salir de la historia, a no desear ver los frutos de vuestro trabajo, de vuestra búsqueda. ¿Pero es realmente así? La invitación a la espera de Dios ¿está fuera de nuestra época? Y una vez más, podemos preguntarnos con radicalidad: ¿Qué significa para mí la Navidad?, ¿es realmente importante para mi existencia, para la construcción de la sociedad?

Este Niño es el signo de la paciencia de Dios, que en primer lugar es paciente, constante, fiel a su amor hacia nosotros; Él es el verdadero “agricultor” de la historia, que sabe esperar. ¡Cuántas veces los hombres han intentado construir el mundo solo, sin o contra Dios! El resultado está marcado por el drama de las ideologías que, al final, se ha demostrado que van contra el hombre y su dignidad profunda. Ser constantes y pacientes significa aprender a construir la historia con Dios, porque sólo edificando sobre Él y con Él la construcción está bien fundada, no instrumentalizada para fines ideológicos, sino verdaderamente digna del hombre.

A cada uno de nosotros el Señor le pide que colaboremos en la construcción de la ciudad del hombre, conjugando de un modo serio y apasionado la fe y la cultura. Por esto los invito a buscar siempre, con paciente constancia, el verdadero Rostro de Dios, Queridos amigos, esta tarde nos apresuramos unidos con confianza en nuestro camino hacia Belén, llevando con nosotros las esperanzas de nuestros hermanos, para que todos podamos encontrar al Verbo de la vida y confiarnos a Él. A Él, esta tarde, queremos confesar con confianza el deseo más profundo de nuestro corazón: “Yo busco tu rostro, Señor, ¡ven, no tardes!” Amén.

Fragmentos de la homilía de Benedicto XVI en el rezo de Vísperas con los universitarios de los ateneos romanos en preparación a la Navidad.

Fuente: ©Libreria Editrice Vaticana]

domingo, 11 de diciembre de 2011

Descubre a La Virgen de Guadalupe por la Fe y la Ciencia

Nuestros pueblos desde tiempos remotos ya veneraban en el cerro del Tepeyac a una deidad llamada Tonantzin (que quiere decir Nuestra Madrecita), esta es la razón, porque la fácil asimilación del mensaje traído por la Virgen María como verdadera Madre de Dios y Madre nuestra.

La estatura de la Virgen en el ayaste es de 1.43 centímetros. Sus manos están juntas. La derecha es más blanca y estilizada, la izquierda es morena y más llena, podrían simbolizar la unión de dos razas distintas.

El cinto marca el embarazo de la Virgen. Se localiza arriba del vientre. Cae en dos extremos trapezoidales que en el mundo náhuatl representaban el fin de un ciclo y el nacimiento de una nueva era. En la imagen simboliza que con Jesucristo se inicia una nueva era tanto para el viejo como para el nuevo mundo.

La Virgen está rodeada de rayos dorados que le forman un halo luminoso o aura. El mensaje transmitido es: ella es la Madre de la luz, del Sol, del Niño Sol, del Dios verdadero, ella lo hace descender hacia el “centro de la luna” (México de nátuahl) para que allí nazca, alumbre y dé vida.

La Virgen de Guadalupe está de pie en medio de la luna, y no es casual que la palabra México en nátuahl son “Metz – xic – co” que significan “en el centro de la luna”. También es símbolo de fecundidad, nacimiento, vida.
Lo primero que llama la atención de los expertos en textiles es que esta manta se haya podido conservar durante siglos, expuesta al polvo, al calor y a la humedad, sin que se haya deshilachado ni desteñido su bella policromía. Siempre estuvo así expuesta a todo, y sólo desde hace unos años la cubrieron con un vidrio.

La tela está hecha en una fibra de ayate mexicano que, por su naturaleza, se descompone por putrefacción dentro de veinte años. Sin embargo este lienzo lleva cuatrocientos cincuenta años. Por causas ininteligibles a los expertos, es refractaria a la humedad y al polvo.

La pintura que cubre la tela es otro misterio. El sabio alemán Kuhn, premio Nobel en Química, ha estudiado esta pintura, y su respuesta dejó atónitos a los oyentes: "Estos colorantes no son ni minerales, ni vegetales, ni animales". No han podido explicar el origen de los pigmentos que dan color a la imagen, ni la forma en que esta fue pintada.

Se podría pensar que la tela ha resistido tanto porque la habrían encolado y preparado de manera especial como a otras pinturas famosas, para que tuviera gran resistencia. Pero el Señor Callaga, del instituto espacial NASA, de Estados Unidos, la ha estudiado con aparatos de rayos infrarrojos y ha descubierto que la tela no tiene ningún engomado ni preservativos. La imagen no tiene pinceladas. La técnica empleada es desconocida en la historia de la pintura. Es incomprensible e irrepetible.

Por medio de la digitalización se observa en la pupila, una fotografía de todo lo que la persona estaba mirando en el momento de tomarse la foto. El Dr. Tosnman, especializado en digitalización, le ha tomado fotografías a la pupila de la Virgen de Guadalupe. Después de ampliarlas miles de veces, logró captar detalles imposibles de ser captados a simple vista. ¡Ha descubierto lo que la Virgen miraba en el momento de formarse la imagen en la tilma de Juan Diego! ¿El tamaño de ésta imagen? Una cuarta parte de un millonésimo de milímetro.

Se ha hecho pasar un rayo láser en forma lateral sobre la tela, detectándose que la coloración de la misma no está ni en el anverso ni en el reverso, sino que los colores flotan a una distancia de tres décimas de milímetro sobre el tejido, sin tocarlo. Los colores flotan en el aire, sobre la superficie de la tilma.


La ciencia nos ha permitido visualizar las maravillas de la imagen de la Virgen de Guadalupe. Creas o no. Ahí están las evidencias.

Que más le quieres pedir a Dios, para que abras tu corazón y respetes a su Madre.

Fuentes: Catholic. net y ACI prensa