domingo, 25 de marzo de 2012

¿Por qué la Patrona de Cuba tiene tantos nombres?

¿Por qué el Benedicto XVI visita Cuba?
Primero analicemos cuales fueron las razones que tuvo Su Santidad  en la segunda etapa de su visita a América Latina y el Caribe ir a Cuba, del 26 al 28 de marzo. Para ello oigamos lo que nos dice  el Cardenal Jaime Ortega.
“Desde el comienzo de su pontificado, ya en la primera ocasión que yo tuve un contacto con él fue un momento doloroso para la Iglesia porque había muerto un Papa, pero a la vez único en la vida de un cardenal de participar en la elección de un sucesor, de aquel Papa Juan Pablo II tan querido en el mundo entero. En aquella ocasión, cuando ya Benedicto XVI había sido nombrado, en el  momento en que se dijo el nombre de Ratzinger estalló un aplauso al ver que tenía las dos terceras partes de los votos necesarios para ser elegido, en ese momento el Papa recuerdo cómo bajó el cabeza como estremecido, como alguien que tenía un peso inmenso. Después fue, se cambió, vino ya el momento en que él explicaba su aceptación y el nombre que había elegido, Benedicto, y después vino nuestro homenaje y nuestra obediencia a la  Iglesia y al Papa. Me arrodillé delante de él, él tomó mis manos y me dijo palabras muy cariñosas –vamos a decir así- para Cuba”.
“Lo quiso incluir porque desde siempre tenía este deseo en su corazón, pero ahora tenía una oportunidad extraordinaria: celebrábamos en Cuba los 400 años del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre. Es un Año Jubilar. Él ha querido venir a acompañar y a celebrar con los cubanos el IV Centenario del hallazgo y la presencia de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad en nuestra patria.  Los cubanos están peregrinando este año al Santuario del Cobre, para visitar a la Patrona de Cuba y él quiso venir como peregrino. Ese es el motivo del lema que se ha escogido para esta visita: “Peregrino de la Caridad”.
Nuestra Señora de la Caridad y de los Remedios o Virgen de la Caridad del Cobre
En cierta mañana de 1607, o según otros de 1608, dos hermanos indígenas, llamados Juan y Rodrigo de Hoyos, y el criollo Juan Moreno, de alrededor  diez años, fueron enviados por el administrador de la estancia o hato de Varajagua  a buscar sal en las orillas de la bahía de Nipe. Llegados a la orilla, encontraron el mar agitadísimo a causa del  fuerte viento que soplaba acompañado de copiosa lluvia. Como les era imposible ejecutar la tarea, se refugiaron en el bohío llamado Cayo Francés, donde permanecieron tres días, al cabo de los cuales, serenado el tiempo, pudieron embarcarse en débil canoa y dirigirse a las salinas de la costa. Serían como las cinco de la mañana, cuando alcanzaron a descubrir entre las brumas de la aurora un bulto que, flotando entre las aguas, venía hacia ellos. Creyeron que era un bote naufrago que a ellos volaba; pero se vieron agradablemente sorprendidos al reconocer que era una devota imagen de la Virgen María. Venía esta sobre una pequeña tabla en la cuál se leía la siguiente inscripción: Yo soy la Virgen de la Caridad.
La altura de la imagen es cómo de quince pulgadas. Su rostro redondo, de color blanco. En el brazo izquierdo tiene a su divino Niño, pequeñito, sosteniendo en una mano la esfera, símbolo del mundo, y la otra levantada, en actitud de dar la bendición. Todo su aspecto inspira respeto y veneración. Tomaron los felices tripulantes aquella preciosa joya, cuál inestimable don enviado del cielo, y notaron en ella que ni la orla del vestido de la Señora se había mojado.
La devoción a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, es  por el nombre de la Villa en que es venerada " El Cobre",  esta dista cuatro leguas de la Ciudad de Santiago, cuenta tres mil quinientos habitantes. Con una topografía montañosa y muy abundante en minas de metal que da su nombre a la Villa y al ayuntamiento, de ahí se extendió rápidamente, desde su Santuario en el Cobre, a Santiago de Cuba y a toda la región Oriental. Se tiene noticias que ya en el año 1648 la Parroquial Mayor de Bayamo tenía un altar dedicado a la Virgen de la Caridad. Podemos decir sin temor a equivocarnos que, con mayor razón, su devoción fue igualmente acogida por los santiagueros debido a la fuerte relación que existía entre ambas localidades y porque varios sacerdotes ejercieron su ministerio en Santiago de Cuba y en El Cobre, ya sea como párrocos o como capellanes de la Virgen., a través del tiempo, mayor arraigo en la devoción de los santiagueros fue la imagen de la Virgen de la Caridad veneraba en la Iglesia de santo Tomás Apóstol.
El primer dato, que hasta ahora conocemos, de la existencia de una imagen de la Caridad en una iglesia de Santiago de Cuba es del año 1752. Lo cual nos dice que con anterioridad a esta fecha existía ya una profunda devoción, tal vez desde mismo momento en que esta iglesia se abrió al culto o después, porque constan otras fundaciones de capellanías a favor de Ntra. Sra. de la Caridad hasta 1810.
Virgen Mambisa
Aunque no se conoce ningún escrito sobre el origen del sobre-nombre de “Mambisa” que se le suele dar a esta imagen, la tradición oral es muy variada pero todas coinciden en el mismo punto: la certeza popular de que la Virgen María bajo el título de Nuestra Sra. de la Caridad del Cobre acompañaba y protegía a los cubanos en la búsqueda de su independencia. Nos parece que la opinión más acertada es que, por lo general, los vecinos de la Parroquia de Santo Tomás se destacaban por estar muy comprometidos en la lucha por la independencia y esto se asociaba e identificaba con la fuerte devoción a la Caridad que había en el barrio. De hecho en los libros de esa parroquia están asentados, entre otros los nombres de los generales de la Guerra de Independencia: Planas Ulloa, Antonio de la Caridad Maceo Grajales, Francisco Sánchez Hechavarría.
De ahí que la tradición oral diga que muchos santiagueros al incorporarse a las tropas mambisas primero pasaban ante el altar de la Caridad en santo Tomás para encomendarse a la Virgen en el nuevo paso que iban a dar y que los insurrectos que entraban clandestinamente en Santiago iban a escondidas a orar ante su altar. De hecho el sobre-nombre de “Mambisa” quedó en la memoria de muchos santiagueros.
Como una forma de sintetizar el relato de la Patrona de Cuba, recogemos fragmentos de una poesía de Ariel Lardoeyt Perera
Era una imagen hermosa,
sobre una tabla venía,
era la Virgen María,
santísima y majestuosa.
La aparición prodigiosa
reveló su identidad
al verse con claridad
que en la flotante madera
decía que ella era
Virgen de la Caridad.

De regular estatura,
con el rostro algo moreno
y su mirar está lleno
de dignidad y dulzura.
Así es esta Virgen pura
que sobre la tabla viene,
en el brazo izquierdo tiene,
hermoso, al niño Jesús
y en el derecho una cruz
que con la mano sostiene.
Quien no lo ha visitado,
cuando al promontorio suba,
a la Patrona de Cuba
verá con su hijo cargado.
El lugar está inundado
de muchas flores, de amor,
la santa paz del Señor
se percibe a toda hora,
allí está Nuestra Señora,
siempre en el altar mayor.
   Resumen del programa que agotara el Su Santidad Benedicto XVI en Cuba
    El Papa llegará a Santiago de Cuba, el lunes 26 de Marzo a las 2:00 pm. La Misa en la Plaza Antonio Maceo será a las 5:30 pm. El Martes 27 por la mañana el Santo Padre hará una visita a la Virgen de la Caridad en la Basílica Santuario Nacional del Cobre a las 9:30 am y viajará posteriormente a la Habana, donde celebrará la Misa el miércoles 28 de marzo a las 9:00 amen la Plaza José Martí.
 El martes 27 de Marzo, a las 10:00 am, en la Parroquia de Santa Rita se reunirán los jóvenes de la Habana que han sido convocados por la Pastoral Juvenil para acudir a la Nunciatura y esperar con sus cantos y su alegría la llegada del Papa. La noche del 27 al 28 de Marzo se efectuará una Vigilia de oración en la Plaza de la Catedral de la Habana por los frutos de la visita del Santo Padre a Cuba…los jóvenes han pedido que haya confesores…El Papa encontrará en Santiago de Cuba el edificio del Arzobispado hermosamente restaurado y acogedor para que pase allí sus primeras horas en Cuba antes de la Misa en la Plaza Antonio Maceo.


lunes, 19 de marzo de 2012

¿El sacerdocio es profesión o vocación?

El sacerdocio, la «profesión» más feliz
A finales del pasado mes de noviembre, la prestigiosa revista norteamericana Forbes, especializada en el mundo de los negocios y las finanzas y conocida habitualmente por la publicación anual de la lista de las personas más ricas del mundo, publicaba una lista de las diez profesiones más gratificantes, a juzgar por el grado de felicidad de quienes las ejercían. Los sacerdotes católicos lideraban la encuesta.
Pero es para preguntarnos de nuevo ¿Es el sacerdocio la profesión más feliz del mundo? Según el parecer de la revista Forbes, sí. La razón para justificar la felicidad inherente al ejercicio del sacerdocio consiste en que este otorga a la vida un sentido que hace de la propia existencia algo digno de ser vivido. Según el estudio, ni la remuneración económica ni el status social que se deriva del ejercicio de una profesión inciden en la felicidad que reporta.
La afirmación de que los sacerdotes eran las personas más satisfechas y realizadas en el ejercicio de su profesión causó sorpresa tanto entre creyentes como en no creyentes. La imagen que se tiene del sacerdocio apunta más bien a todo lo contrario. Se opina que los sacerdotes son hombres algo amargados, apartados del mundo y escasamente comprometidos con los problemas reales de la sociedad. Por eso, afirmar que el sacerdocio es la profesión más “feliz”  nos  invita a formular una cuestión: ¿qué es lo que hace del sacerdocio la profesión más feliz del mundo? Responder a esta cuestión no es fácil.
¿Profesión o vocación?
 ¿Es el sacerdocio una profesión? Es verdad que podemos identificar algunas tareas que son propias del sacerdocio, y que el sacerdocio está considerado socialmente como un “trabajo cualificado”, pero si se le pregunta a cualquier sacerdote por su sacerdocio, ninguno dirá que se trata de una profesión. Dirá más bien que se trata de una vocación.
El estudio de Forbes se equívoca en la identificación de profesión y vocación, que esta  ampliamente difundida en nuestra cultura, y que da lugar a no pocos malentendidos.
Profesión
Se refiere a una actividad externa, se determina en función de los gustos, las cualidades y las posibilidades,  pone en funcionamiento la dimensión creativa-generativa, remunerado, puede cambiar, pide disciplina y dedicación.
Vocación
Tiene que ver con el interior de la persona, exige una determinación espiritual,  ponen en funcionamiento todas las dimensiones de la vida: afectiva, de la existencia racional, creativa, etc., Gratuito, Permanece.
 Si observamos estas características de ambas, nos percatamos de que mientras los indicadores de la profesión tienen que ver sobre todo con el hacer, los de la vocación apuntan más bien al ser. La vocación, en efecto, afecta a nuestra identidad profunda, dice quiénes somos en realidad, más allá de toda apariencia. De este modo, podemos decir que el sacerdocio es una profesión en la medida que el sacerdote “hace” cosas, desempeña diversas funciones, pero con eso no está dicho todo. Lo que verdaderamente define al sacerdocio es su carácter vocacional; es decir, el hecho de que se trata de un proyecto de vida que exige una determinación espiritual (una respuesta a una llamada), que afecta a todas las dimensiones de la vida (corpórea, afectiva, intelectual, etc.), que pide exclusividad, entrega y fidelidad absolutas, y que es animado por una pasión: la pasión por el Evangelio. Exige exclusividad, entrega absoluta.
Las diferencias enumeradas no han de ser consideradas como opuestos excluyentes, sino como matices distintivos. El que la vocación sacerdotal requiera de una determinación espiritual, es decir, de una elección libre del individuo que responde ante Dios, no significa que los propios gustos se marginen o que las propias cualidades permanezcan sin explotar. Hay sacerdotes que son excelentes músicos, escritores o profesores. Lo que significa es que estos, no constituyen el elemento fundamental de la vocación sacerdotal.
El sacerdocio, una cuestión de pasión…
La pasión es un movimiento del alma, una exaltación de nuestro ser, que surge espontáneamente, sin que medie determinación alguna por parte de quien es presa de ella. Es un elemento fundamental de la experiencia del amor, aunque esta no se agota en la pasión. La pasión embruja, hechiza, desinstala de la realidad habitual para hacer entrar a quien posee en una dimensión distinta, en otro orden de realidad. Es la condición indispensable del enamoramiento.
Con frecuencia se piensa que la pasión es instintiva e irracional, que irrumpe intempestivamente, arrasando toda consideración racional o moral. «La pasión es ciega», dice el dicho popular. El genial escritor Stendhal, en cambio, afirma: «la pasión no es ciega, sino visionaria». Frente a la creencia popular, la pasión no es arbitraria, sino que recrea la realidad, imagina un nuevo orden, un mundo diverso, precisamente para hacer más habitable el mundo real. En este sentido, se puede decir que la pasión no es “razonable”, ya que cuestiona la prudencia de la razón, el realismo de la sensatez que no pocas veces enmascara un  pesimismo.
La pasión, es un ingrediente fundamental del enamoramiento y, consecuentemente, de la experiencia del amor. La pasión, por tanto, es provocada siempre por una persona que suscita en nosotros un deseo de proximidad y unión.
por el Evangelio
Sentir pasión por el Evangelio es posible porque el Evangelio no es primariamente un mensaje, un conjunto de ideas encomiables, sino fundamentalmente una persona, Cristo, el Hijo de Dios, que nos ha invitado a la conversión y a creer en el Evangelio (Mc 3,14).
La pasión por el Evangelio nos abre también a la esperanza, desplegando una mirada nueva sobre la realidad, hasta entonces percibida como cerrada en sí misma. No se trata de una esperanza cualquiera, sino de la Esperanza con mayúsculas: la esperanza de la salvación, del advenimiento del Reino de Dios. Esta esperanza tiene como garante el Evangelio predicado –Cristo muerto y resucitado– y constituye el dinamismo esencial de la fe cristiana.
Así, la pasión por el Evangelio emerge como una fuerza que empuja a crecer, a estrechar la distancia entre Cristo y cada uno de nosotros. Se trata de un dinamismo necesario en el seguimiento de Jesús, pues nos alerta ante cualquier acomodamiento.
La pasión por el Evangelio libera de las comodidades, nos obliga a distanciarnos de ellas para cuestionarlas. El Evangelio es para quien lo acoge y lo hace vida una fuente constante de riesgo, pues abre una brecha entre la realidad –personal y social– tal como es y la realidad tal como debería o podría ser.
«Al verlos, compruebo de nuevo cómo Cristo sigue llamando a jóvenes discípulos para hacerlos apóstoles suyos, permaneciendo así viva la misión de la Iglesia y la oferta del Evangelio al mundo» (Homilía de Benedicto XVI en la celebración eucarística con los seminaristas durante la JMJ 2011).
Fuente: Reflexión teológico pastoral elaborada por la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades de España, con motivo del Día del seminario 2012.


jueves, 15 de marzo de 2012

¿Qué hablaron los obispos haitianos y dominicanos?

1. Consideramos que es una gracia de Dios que las dos Conferencias del Episcopado, dominicano y haitiano, se hayan encontrado para compartir sus experiencias pastorales, como lo han venido haciendo en los últimos años, unas veces en República Dominicana, otras en Haití. De hecho este es el XI encuentro de ambas Conferencias.
2. Somos pastores del pueblo de Dios, y por tal motivo, nos hemos reunido para compartir. No nos mueve ningún otro interés que no sea el bien que, como Pastores, debemos procurar para nuestros pueblos. Somos dos pueblos hermanos y vecinos, a raíz del fenómeno migratorio que afecta nuestros dos pueblos, hemos considerado conveniente encontrarnos de nuevo.
3. Estamos compartiendo sobre aspectos importantes de la vida de nuestros pueblos, como lo es el proceso de reconstrucción de las zonas afectadas por el terremoto. Los obispos de Haití han manifestado su gratitud por las múltiples ayudas recibidas de todas partes, particularmente agradecen la generosidad, la rapidez y el respeto con que el pueblo y gobierno dominicano respondieron a la situación de emergencia después del terremoto.  En estas circunstancias jugaron un papel estelar Cáritas Haití, Cáritas Española y Cáritas Dominicana, con el fin de ayudar al propósito común, desde la solidaridad cristiana, de reforzar los lazos entre las dos Iglesias hermanas.
4. Ya desde 1999 las Cáritas de las diócesis fronterizas de Haití y las Cáritas y los organismos de desarrollo de las tres diócesis fronterizas, Mao-Montecristi, San Juan de la Maguana y Barahona, agrupados en  Pro-frontera, comenzaron a trabajar en conjunto. En el 2001, en Azua, se hermanaron las diócesis de Mao-Montecristi con Fort Liberté, San Juan de la Maguana con Hinche, Barahona con Puerto Príncipe y Jacmel, y definieron las áreas de trabajo en las que iban a intervenir: Medio ambiente, agropecuaria, comercialización, salud, agua, saneamiento básico, infraestructura, educación, cultura, derechos humanos, migración y fortalecimiento institucional.
5. Hemos formulado y realizado proyectos y programas tendentes a mejorar la calidad de vida de las comunidades fronterizas. Por ejemplo la reparación de caminos, huertos familiares, saneamiento básico, acueductos y la reparación del puente de Artibonito. Aparte de la realización  material de estos y otros proyectos, tenemos que destacar que hemos visto la posibilidad para que los dos pueblos trabajen unidos en busca de su desarrollo. Varias instituciones amigas, entre las que citamos la Cáritas de España y la Agencia de Cooperación Española, nos han hecho considerables aportes para la realización de estos proyectos.
6. Como los obispos de la Conferencia de Haití están particularmente interesados en que la solidaridad, ayuda y cooperación no se detengan para la reconstrucción de las áreas afectadas por el terremoto del 2010, la Conferencia del Episcopado Dominicano ha tomado la decisión de invitar a personas voluntarias cualificadas, y recabar ayudas de personas particulares, empresas, instituciones, para apoyar la obra de reconstrucción de Haití. Se hizo particularmente énfasis en conseguir materiales de calidad a precios asequibles (varilla, cementos, zinc, etc.). Todas las ayudas recabadas se pondrán en mano de la Conferencia del Episcopado de Haití. Para dar seguimiento a estos compromisos, ambas Conferencias decidieron crear una Comisión  integrada por los secretarios generales y los directores y equipos técnicos de las Cáritas nacionales.
7. Ha ocupado un lugar importante en nuestro diálogo el tema de la migración, pues las dos naciones tienen flujo migratorio en ambas direcciones, no se debe olvidar que este tema ha sido ya abordado en precedentes encuentros, pero como mantiene su vigencia, hemos creído conveniente tratarlo nuevamente.
8. Nos empeñamos a sensibilizar a nuestros dos gobiernos para hacer más con respecto a la acogida de los migrantes, a respetar los derechos y a evitar la manipulación del tema haitiano durante las elecciones.   
9. Respecto al espíritu que anima nuestro encuentro, consideramos particularmente significativas las palabras de saludo de Mons. Chibly Langlois, Presidente de la Conferencia Episcopal de Haití: “Sobre esta tierra afortunadamente fue plantada la cruz redentora de Jesús, que no cesa de bendecir a sus habitantes sin distinción. Y es en el nombre de esta misma fe en Cristo Jesús que nuestras dos Iglesias hermanas deben mostrarse promotoras de vida en abundancia, de dignidad humana y caridad fraterna”.
DOCUMENTO FINAL
XI ENCUENTRO-REUNION CED-CEH
12 -14 marzo 2012
 Casa María de la Altagracia, Santo Domingo, R.D.


jueves, 8 de marzo de 2012

¿Qué dice la Iglesia de la Sábana Santa de Turín?

Uno de los más grandes desafíos que tiene la Iglesia Católica para este milenio, es conducir a los hombres nuevamente hacia Dios y creemos que no podemos permitirnos el ser timoratos, ni mucho menos omisos, en divulgar tan invalorable medio como es, sin duda, el lienzo de Turín.
Por qué, como nos decía el Santo Padre Benedicto XVI en su visita al Santuario de la Santa Faz de Manoppello, creemos que: «todos nosotros, como dicen los Salmos, "buscamos el rostro del Señor"… Juntos tratemos de conocer cada vez mejor el rostro del Señor y de encontrar en el rostro del Señor la fuerza de amor y de paz que nos muestra también el camino de nuestra vida» y la Sábana Santa es sin duda un medio particularmente privilegiado para encontrarnos con el rostro del Señor.

A todos nos gustaría escuchar, y en el fondo es la gran pregunta que todos nos hacemos y me incluyo en primera persona; si es la Sábana Santa de Turín el único testigo mudo del hecho más extraordinario de toda la historia de la humanidad: la Pasión, Muerte y Resurrección de Dios-Hombre, nuestro Señor Jesucristo. Por consiguiente,  es necesario tener claro ¿cuál es el grado de confiabilidad y autenticidad que podemos llegar analizando esta mortaja dada su intrínseca relación con Jesús de Nazaret?

¿Podemos afirmar que la Sábana Santa de Turín es verdadera?
Un criterio, nos decía Juan Pablo II, será el aproximarnos a «la Sábana Santa sin actitudes preconcebidas que den por descontado resultados que no son» y el mismo Papa nos invita «a actuar con libertad interior y respeto solícito, tanto en lo que respecta a la metodología científica como a la sensibilidad de los creyentes».

Debemos distinguir la verdad y la verificabilidad del objeto en cuestión ya que esto último implica entrar en un ámbito donde el científico debe reconocer sus límites ante una realidad que lo sobrepasa: el misterio.
La ciencia, como medio para conocer la verdad de la realidad, se engrandece en el momento que reconoce sus límites y los busca sobrepasar acudiendo a conocimientos que van más allá de su competencia. «La ciencia se basa en el criterio de la verificabilidad, pero la verdad no es identificable exclusivamente con lo que puede ser verificado.

Si en realidad todo lo que es verificable es ciertamente verdad, no todo lo que es verdad es ciertamente verificable. La ciencia debe por tanto reconocer y respetar la existencia de campos de competencia diferente al propio, como los de la filosofía y de la teología. A ellas aguardan iguales derechos y posibilidades en la búsqueda de la verdad».
¿Cuál debe de ser el criterio - sea histórico, científico o religioso - que debe de utilizarse? y ¿cuál es el nivel de certeza que se necesita para establecer definitivamente la autenticidad de la Sábana Santa? Este problema ciertamente no es sencillo. Juan Pablo II ha sido claro al afirmar que este problema no es competencia del Magisterio de la Iglesia ya que la Sábana Santa no es un objeto de fe sino que es un objeto histórico único y particular.
Las conclusiones a las que han llegado los diversos estudios científicos sobre la imagen del cuerpo en la Sábana Santa son las siguientes: 1.La imagen es el resultado de haber envuelto un cadáver marcado por unas 700 heridas; 2.es el resultado por haber estado envolviendo un cadáver crucificado entre 30 y 36 horas; 3.el desvanecimiento del cuerpo se ha dado sin dejar marcas y 4.finalmente, el mecanismo de transferencia de la imagen en el lienzo se ha dado por medio de un cambio en las fibras superficiales del lienzo y es de origen desconocido. No existe nada parecido a la Sábana Santa.
Por lo tanto podemos afirmar con un alto grado de certeza que la Sábana Santa al ser un objeto único es un objeto irreproducible e inimitable. No existe nada que pueda asemejársele, por lo tanto no podría ser considerado falso en sí mismo. El enigma científico sobre el mecanismo de transferencia de la imagen de un cadáver a un lienzo es la verdad interna de la Sábana Santa. Cualquier prueba externa al lienzo podría ser falsificable por ser reproducible. Solamente la Santa Sábana es en sí misma la prueba de su propia autenticidad y su propia certificación. Es un objeto que no puede ser explicado pero que es real y existe. Es por eso que, el recordado Juan Pablo II, nos decía: «Este preciosísimo lienzo, con su elocuencia dramática, nos ofrece el mensaje más significativo para nuestra vida: la fuente de toda existencia cristiana es la redención que nos consiguió el Salvador, que asumió nuestra condición humana, sufrió, murió y resucitó por nosotros. La Sábana Santa nos habla de todo esto. Es un testimonio único».
Algunas consideraciones importantes
Para tener una recta aproximación a la Sábana Santa. Un punto es que «la fe es ante todo la adhesión personal del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre a toda la verdad que Dios ha revelado. En cuanto adhesión personal a Dios y asentimiento a la verdad que él ha revelado, la fe cristiana difiere de la fe en una persona humana».
Esta verdad revelada por Dios mismo al hombre se da un momento histórico-temporal y ella está contenida en el llamado depositum fidei (depósito de la fe): es decir las Sagradas Escrituras y la Sagrada Tradición. Este es el fundamento de nuestra fe y no es otro. «Creemos a causa de la autoridad de Dios mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos». Adherirse-creer en estas verdades sobrenaturales es absolutamente necesario para poder alcanzar la salvación eterna y es por eso que contamos con la directa ayuda-gracia de Dios «que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede "a todos gusto en aceptar y creer la verdad"».
Fuentes: Enciclopedia  ACI PRENSA
                Blog de Rafael de La Piedra