En
la Biblia, las experiencias más profundas de fe se dan prácticamente, en las personas
con pocas posibilidades humanas. Un muchacho sin armas
vence al guerrero más fuerte, un pueblecito pequeño como Belén aporta más que
una gran ciudad orgullosa de sí misma, una mujer embarazada y marginada es la
gran madre de las posibilidades humanas, un Jesús pobre e impotente sacude al
César fuerte y poderoso, un ciego tullido descubre la luz en lugar de Pilatos
que permanece en la oscuridad a pesar de todos sus medios.
"Mira
también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el
sexto mes de aquella a quien llamaban estéril, porque nada hay imposible para
Dios" (Lc 1, 36-37). María, que sabe leer los signos de los tiempos y que
posee un sentido concreto de la llamada de Dios, comprende rápidamente el
sentido de la llamada particular que se le dirige: lleva tu ayuda a tu prima.
MEDITACIÓN
SOBRE LA VISITACIÓN
PRIMER
MISTERIO
María, madre siempre disponible, haz que a semejanza tuya, sepamos reconocer en nuestra vida, en los signos concretos, las llamadas de Dios y que respondamos, como tú hiciste, de manera concreta. Ruega a tu Hijo para que me conceda ver esos signos: un familiar, un enfermo que necesita ser visitado, un hermano de la iglesia o un amigo en apuros, un joven en crisis, comprender la llamada que Dios puede dirigirme a través de una circunstancia particular. Que al mirarte, María, sabiéndome llamado y queriendo responder de manera concreta, comprometiendo algo de mi vida y de mi tiempo, vaya yo contigo hacia la tarea que Dios me confía tratando de poner allí mi fidelidad.
Dios
te salve, María...María, madre siempre disponible, haz que a semejanza tuya, sepamos reconocer en nuestra vida, en los signos concretos, las llamadas de Dios y que respondamos, como tú hiciste, de manera concreta. Ruega a tu Hijo para que me conceda ver esos signos: un familiar, un enfermo que necesita ser visitado, un hermano de la iglesia o un amigo en apuros, un joven en crisis, comprender la llamada que Dios puede dirigirme a través de una circunstancia particular. Que al mirarte, María, sabiéndome llamado y queriendo responder de manera concreta, comprometiendo algo de mi vida y de mi tiempo, vaya yo contigo hacia la tarea que Dios me confía tratando de poner allí mi fidelidad.
SEGUNDO
MISTERIO
María
se pone pues en camino y quiero imaginar que va en compañía de José. Consideremos
este camino que harán juntos como ejemplo del camino que tenemos que hacer para
reunirnos con los demás. Porque es cierto que existe una distancia entre
nuestros hermanos y nosotros. Estamos llamados a rebasar esta distancia...
Vas
con lo poco que eres y tienes. Tú aceptas lo poco que eres capaz de dar; te
acercas a tu prima con tus pobres medios. Al contemplarte, María, comprendo que
debo ir hacia los otros con los pequeños medios de que dispongo. "Nuestra
Señora de los pequeños medios, ruega por nosotros". Que al mirarte, María,
sabiéndome llamado y queriendo responder de manera concreta, comprometiendo
algo de mi vida y de mi tiempo, vaya yo contigo hacia la tarea que Dios me
confía tratando de poner allí mi fidelidad.
Dios te salve, María...
TERCER
MISTERIO.
María
camina no sólo en pobreza sino también en humildad. Mientras, nosotros
observamos sin cesar el efecto que causamos. Si tengo un puesto importante,
¿tienen los demás plena conciencia de la importancia de mi misión? Si tengo un
puesto modesto, ¿nadie se da cuenta de que valgo para más? Analizo sin cesar y
experimento el choque del efecto producido. Tú, María, eres la que soñarían ser
todas las mujeres de Israel, eres la Madre del Mesías de una manera simple y
gratuita. Eres la Virgen pura y limpia. Consientes en paz al designio de Dios
sobre ti y el lugar que ocupas. Que tu oración del Espíritu Santo purifique,
María, mi corazón a fin de que me abandone en la paz, confiando en sus manos
mis actividades y los trabajos que estoy llamado a desempeñar. Todo está en tus
manos y no en las mías. Ojalá guardemos la fidelidad a esta oración del pobre;
estar contigo, en presencia de Dios, sin grandes ideas, sin otras palabras que
las tan perfectamente conocidas de la salutación evangélica.
Dios
te salve, María...
CUARTO
MISTERIO.
María
camina silenciosamente. Esto no quiere decir que esté encerrada en sí misma.
Hay silencios que están replegados sobre sí y son una negativa a exponerse a
los hermanos o simple actitud exterior. Tú nos invitas a hacer lo mismo, porque
tenemos la tentación de pensar que el silencio es bueno para los monjes. Ojalá
podamos imitándote, adquirir el silencio del corazón y comprendamos lo que
antes no comprendíamos... "Sí, es cierto, me equivoqué, no comprendí que
tenía que hacer esto o aquello. Pero ahora, en el silencio, encuentro el
verdadero camino de la comunicación con los demás". Comunícame, María, tu
pasión por tener un corazón silencioso para poder amar mejor a mis hermanos.
Dios
te salve, María...
QUINTO
MISTERIO.
Al
observar a María y a Isabel, sabemos en la fe que Dios se comunica en este acto
fraternal. Dios se comunica con los hombres cada vez que los hombres hacen un
verdadero gesto fraternal y por consiguiente, pobre, humilde y silencioso. Que
resida en cada uno de nosotros el alma de María. Que por la oración de María se
nos otorgue esa pobreza, esa humildad, ese corazón silencioso a fin de que se
manifieste en nosotros y en torno de nosotros la gloria de Dios.
Dios
te salve, María...
Dichoso el que cree y estos días espera que algo importante
ocurra, porque su vida cambiará como la de los padres que esperan a un niño que
viene y llena la casa de alegría.
Fuente:
MERCABA