jueves, 19 de enero de 2012

50º ANIVERSARIO DE LA CONFERENCIA DEL EPISCOPADO DOMINICANO

Fundamento Teológico.-
La Conferencia Episcopal, es una expresión del espíritu colegial y de la comunión que vincula a todos los Obispos. El reconocimiento formal de su existencia se debe al Concilio Ecuménico Vaticano II que al valorar su funcionalidad pidió establecerla en todas las naciones.

El Concilio Ecuménico Vaticano II en su Decreto Christus Dominus sobre el Ministerio Pastoral de los Obispos en la Iglesia puntualiza: “Desde los primeros siglos de la Iglesia, los Obispos que estaban al frente de las Iglesias Particulares,  movidos por la comunión de fraterna caridad y por el celo de la misión  universal confiada a los Apóstoles aunaron sus fuerzas y voluntades para promover el bien común y el de la Iglesia.La conferencia episcopal es como una asamblea en que los Obispos de cada nación o territorio ejercen unidos su cargo pastoral para conseguir el mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres, sobre todo por las formas y métodos del apostolado, aptamente acomodado a las circunstancias del tiempo”.

Antecedente y Fundación.-
La Conferencia del Episcopado Dominicano tuvo como antecedente la creación de una Comisión Nacional Episcopal de cara a la Conferencia del Episcopado Latinoamericano que se celebró en 1955, en Río de Janeiro. Esa Comisión la conformaban Mons. Ricardo Pittini Piussi, Arzobispo de Santo Domingo, educador salesiano de amplia cultura; Mons. Octavio Antonio Beras Rojas, Arzobispo Coadjutor de Santo Domingo, un hombre de bondades y de elegante sencillez; Mons. Hugo Eduardo Polanco Brito, Obispo de Santiago de los Caballeros, un trabajador incansable y organizado; Mons. Francisco Panal Ramírez, Obispo de La Vega, un hombre de Dios, de vida austerísima; y Mons. Tomás Francisco Reilly, Obispo de la Prelatura Nullius de San Juan de la Maguana (erigida Diócesis en el 1969), un Doctor en derecho canónico convertido en celoso y abnegado misionero de una zona muy amplia y deprimida. Posteriormente el cometido de esta Comisión era doble: elegir el delegado a la Primera Conferencia del Episcopado Latinoamericano; y construir y redactar la contribución de la Iglesia dominicana a esa Conferencia.

Con excepción de Mons. Ricardo Pittini Piussi (+1961), los mismos Obispos que hemos señalado, además de Mons. Juan Félix Pepén Solimán, Obispo de la Altagracia, en Higüey (creada en el 1959), un hombre de fina inteligencia y defensor aguerrido de los campesinos, fueron los que oficialmente crearon ya el 22 de septiembre de 1962 la Conferencia del Episcopado Dominicano, y enviaron los Estatutos a la Santa Sede. Esta contestó con la aprobación “ad experimentum”. Conforme a esto, y enviados los Estatutos definitivos, la erección oficial de la Conferencia del Episcopado Dominicano quedó fijada en 1962.

Crecimiento y Desarrollo.-
La erección de nuevas Diócesis fue una notable visión y acierto de la Conferencia del Episcopado Dominicano. Esta iniciativa ha contribuido eficazmente al dinamismo de la Iglesia. A partir del 1962 fueron creadas las Diócesis de: San Juan de Maguana (1969), Barahona (1976), San Francisco de Macorís (1978), Mao-Montecristi (1978), Baní (1986),  Puerto Plata (1996) y San Pedro de Macorís (1997). También cabe señalar aquí, la creación de una segunda Provincia Eclesiástica en la que quedaron reagrupadas las Diócesis del Cibao, y la elevación de Santiago de los Caballeros al rango de Arquidiócesis, el 14 de febrero 1994.

Gracias a Dios, desde el año 2005 la Conferencia del Episcopado Dominicano cuenta también con su Sede propia.

La estructura interna de la Conferencia del Episcopado Dominicano responde a nuestras necesidades y divide su acción en seis áreas que integran las diversas Comisiones Nacionales de Pastoral: Formación y Espiritualidad (Presbíteros, Diáconos, Seminarios, Vocaciones, Vida Consagrada, Laicos); Palabra y Liturgia (Misión y Obras Misionales Pontificias, Kerigma y Catequesis, Liturgia, Doctrina de la Fe, Ecumenismo, Biblia, Comunidad, Congresos Eucarísticos Internacionales); Familia (Familia, Vida, Niñez y Adolescencia, Juventud, Tercera Edad); Pastoral Social (Social, CEDAIL-Justicia y Paz, Cáritas, Salud, Penitenciaria, Ecología); Educación (Escuelas Católicas, Formación Integral Humana y Religiosa, Universidades, Cultura, Comunicación); y Movilidad (Migrantes, Haitiana, Turismo - Aeropuerto - Apostolado del Mar, Santuarios). Cada Comisión está dirigida por un Obispo.

Además, existen las Comisiones Episcopales, integradas sólo por Obispos (Mixta CED-CONDOR, Seminario Mayor Santo Tomás de Aquino) y otras Instituciones, entre las que se destaca por su tarea y misión el Instituto Nacional de Pastoral,


Aportes a la Iglesia y a la Sociedad.-
En primer lugar, están la creación de magníficas Instituciones: la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), el Instituto Nacional de Pastoral; el Instituto de la Familia, el Centro Dominicano de Asesoría e Investigaciones Legales (CEDAIL); el Tribunal Eclesiástico Nacional, el Semanario Católico Nacional Camino, Televida, el Canal de la familia; Cáritas Dominicana.

En segundo lugar lo constituyó la apertura y realización del Primer Concilio Plenario Dominicano del año 2000. Decidido en 1984, en la XXII Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Dominicano, tuvo su primera sesión en 1990 y concluyó 1999.

En tercer lugar, está el confeccionar la contribución de la Iglesia dominicana a las cuatro Conferencias del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida-Brasil).

En cuarto lugar, está el servir de puente ordinario en las relaciones con la Santa Sede, el Consejo del Episcopado Latinoamericano y del Caribe (CELAM), el Gobierno, la sociedad dominicana y los partidos políticos nacionales.

En quinto lugar, están también los pronunciamientos públicos que la Conferencia del Episcopado Dominicano ha ido haciendo al hilo de la marcha de la Nación y eventos especialmente tensos que se han sucedido en estos años, entre los que citamos el dedicado a la Educación, a la construcción de la paz y erradicación de la violencia, a la familia, al bien común, a la dignidad humana y defensa de la vida a la situación del hombre del campo y leyes agrarias a la Constitución de la República, y sobre todo, los documentos dedicados a los distintos procesos de elecciones presidenciales, congresuales y municipales de la Nación. Más de 25 mensajes, con lo que sentamos todo un magisterio iluminador para el mundo de la política.

A todas estas iniciativas hay que añadir la exitosa celebración de la Feria Internacional del libro, en el 2011, dedicada al Vaticano.

Los Planes Nacionales de Pastoral: uno de los frutos estimables de estos planes y del dinamismo de la Iglesia ha sido el de obligarnos a crear nuevas estructuras y a buscar la eficiencia en todo. Y fruto de ese dinamismo, poco a poco fueron surgiendo entre nosotros vocaciones para el sacerdocio presbiteral y para la vida consagrada, nuevos carismas, y nuevas formas de entrega a Dios y asociaciones espirituales o apostólicas.

Quien haya leído o lea todos los Mensajes anuales del día de la Independencia dominicana se convencerá de que la Conferencia del Episcopado Dominicano se ha sentido siempre obligada y comprometida a contribuir desde su misión con una nación más sana moralmente, más fraterna, justa y equitativa. En el momento presente la humanidad se siente muy preocupada por la gran crisis económica y financiera, alimentaria y política. Nosotros en cambio, sin negar lo anterior, proclamamos que la gran crisis moderna es humana y moral, el verdadero origen y causa de las crisis que se señalan y que tanto inquietan hoy. Nos preocupa en estos momentos que esa crisis moral haya ido enquistándose en el alma nacional. Aquí hay que situar la causa de la violencia en general que nos envuelve, de la creciente violencia contra la mujer y la familia, de la precariedad de los salarios y de los servicios básicos para todos, la dimisión de su deber educativo por parte de las familias, de la escuela y de los medios de comunicación social, la mediocridad de muchos políticos, la corrupción rampante. Nos preocupa todo esto y prometemos que al pueblo dominicano no le faltará ni nuestra voz sincera ni nuestra crítica como tampoco nuestro aliento al comportamiento correcto.

Medios de Comunicación-
La Conferencia del Episcopado Dominicano se hace presente con sus dos importantes programas, la Voz de los Obispos TV y Radio, en los diversos  escenarios de la vida familiar y social, privada y pública, a través 22 canales de televisión y la red de emisoras católicas UDECA y otras que los transmiten. También está muy presente a través de la Internet con su página WEB, Del mismo modo, es un importante informativo e instructivo el Semanario Católico Nacional “Camino”.

Damos gracias a Dios por el crecimiento y desarrollo que nos ha permitido experimentar en estos 50 años de creación oficial de nuestra Conferencia. Por el crecimiento de las Instituciones de la Iglesia dominicana, sus 11 Diócesis y el Obispado Castrense con sus más de 584 parroquias, sus 11 seminarios menores y sus 2 Seminarios Mayores, el Pontificio Santo Tomás de Aquino en sus dos recintos, Santo Domingo y Santiago y el Redemptoris Mater; por el crecimiento de nuestras vocaciones sacerdotales y religiosas, por nuestros sacerdotes, diáconos y seminaristas;

miércoles, 11 de enero de 2012

¿Por qué y Para Que es este Tiempo Ordinario del Año Litúrgico?

Definición
Comencemos por establecer que es el Año Litúrgico: es una realidad salvífica, es decir, recorriéndolo con fe y amor, Dios sale a nuestro paso ofreciéndonos la salvación a través de su Hijo Jesucristo, único Mediador entre Dios y los hombres. En la carta apostólica del Papa Juan Pablo II, nos dice que el año litúrgico es “camino a través del cual la Iglesia hace memoria del misterio Pascual de Cristo y lo revive” (n.3).
Origen
Las fiestas cristianas han surgido paulatinamente a través de los siglos. Estas nacen de un deseo de la Iglesia Católica de profundizar en los diversos momentos de la vida de Cristo. Se comenzó con la fiesta del Domingo y la Pascua, la mayor fiesta de la Iglesia, en la que se celebra la Resurrección de Jesús.
La solemnidad de la Pascua, cuya fecha ha estado siempre ligada a la pascua de los judíos -celebrada el 14 de nisán, mes que cae entre el 13 de marzo y el 11 de abril-, varia desde el 22 de marzo como fecha más temprana al 25 de abril como fecha más tardía, ambos días inclusive. Esta movilidad afecta no sólo a las fiestas que están relacionadas con Pascua, sino también al número de semanas del tiempo ordinario entre el domingo del bautismo del Señor y el comienzo de la cuaresma, y después del domingo de pentecostés.
El uso de un calendario estricta­mente eclesiástico se remonta a los primeros siglos cristianos. Probablemente su origen se encuentra en los dípticos o tablillas donde estaban escritos los nombres de los mártires y de los obispos de cada iglesia, con la indicación del día de su muerte (el dies natalis) o sepultura (la depositio).
Tiempos Litúrgicos
La liturgia es la manera de celebrar nuestra fe. No solo tenemos fe y vivimos de acuerdo con ella, sino que la celebramos con acciones de culto en las que manifestamos, comunitaria y públicamente, nuestra adoración a Jesucristo, presente con nosotros en la Iglesia. El eje del Año litúrgico es la Pascua. Los tiempos fuertes son el Adviento y la Cuaresma. Así mismo,  el Año Litúrgico tiene dos ciclos: 1.Temporal cristológico: en torno a Cristo. 2. Santoral: dedicado a la Virgen y los santos.
 El tiempo ordinario
Además de los tiempos que tienen un carácter propio, quedan 33 ó 34 semanas en el curso del año, en las que no se celebra algún aspecto peculiar del misterio de Cristo, sino más bien se recuerda el mismo misterio de Cristo en su plenitud, principalmente los domingos. Este período de tiempo recibe el nombre de Tiempo Ordinario.  Empieza con el lunes que sigue al domingo después de la fiesta del Bautismo del Señor y se prolonga hasta el martes anterior a la Cuaresma; vuelve a reanudarse el lunes después del Domingo de Pentecostés y finaliza antes de las Primeras Vísperas del Domingo Primero de Adviento.
Los domingos y semanas anteriores al bloque de Cuaresma-Pascua sirven para introducirnos en la predicación y actualización del Reino de Dios por parte del Jesús histórico. Mientras que los domingos y semanas posteriores, sirven para centrarnos en la experiencia que del Reino de Dios ha de hacer la Iglesia post-pascual de los tiempos.


Durante El Tiempo Ordinario todos los bautizados estamos llamados a profundizar el Misterio Pascual y a vivirlo en el desarrollo de la vida de todos los días, precisamente en las ocupaciones ordinarias. La Liturgia de la Palabra asume una gran importancia en la formación cristiana de la comunidad. La abundancia de los textos que se presentan durante todo el año indican que no se leen para cumplir con un ceremonial, sino para conocer y meditar el mensaje de salvación apropiado a todas las circunstancias de la vida.
Esto permite una ampliación del misterio de Jesucristo, a fin, de profundizar nuestra Fe, especialmente en aquellos aspectos que más afectan a nuestra vida. Por eso se habla que por no celebrarse ningún misterio concreto de Cristo en el tiempo ordinario, se celebra en él todo el misterio cristiano. Al comenzar después del Bautismo del Señor, permite iniciar el ministerio de la vida pública desde el comienzo, siguiendo la narración evangélica mostrando la vida de Jesús en todo su dinamismo y la presentación de su persona y de su imagen con los mismos métodos catequéticos que usó la primitiva comunidad.
Este ciclo B del Tiempo Ordinario incluye la lectura continuada de san Marcos, pero se intercala el capítulo 6 de san Juan (discurso del Pan de Vida), aunque hay lógica en esta inclusión, ya que viene después de la multiplicación de los panes.
Para descubrir verdaderamente a san Marcos y hacer de la predicación de este ciclo B una verdadera catequesis, sobre todo teniendo en cuenta que todo este Evangelio está profusamente citado en el Catecismo de la Iglesia Católica (más de 160 citas), es preciso que lo estudiemos como un todo, descubriendo a la vez su estructura interior. Nos encontraremos con que, recibidos los materiales de la primitiva comunidad, el evangelista piensa catequética y pastoralmente, y que, por tanto, nos ayuda, porque son esas precisamente nuestras preocupaciones.
Fuentes: Aci. Prensa
               Catholic .net
               Mercaba

miércoles, 4 de enero de 2012

¿Reyes Magos realidad o fantasía?

La celebración de La fiesta de la Epifanía gira en torno a la adoración del Niño Jesús por parte de los tres Reyes Magos (Mt 2 1-12), como símbolo del reconocimiento del mundo pagano de que Cristo es el salvador de toda la humanidad. Hacia el siglo IV la Iglesia comenzó a celebrar la Epifanía del Señor. Al igual que la Navidad en occidente, la Epifanía nace contemporáneamente en Oriente como respuesta de la Iglesia a una la celebración solar pagana que tratan de sustituir. Así se explica que la Epifanía se llama en oriente: Hagia phota, es decir, la santa luz. Esta fiesta ya se celebraba en la Galia a mediados del s IV donde se encuentran vestigios de haber sido una gran fiesta para el año 361 AD. A.

 Evidencia no-bíblica

Podemos conjeturar la evidencia no-bíblica a partir de un significado probable de la palabra magoi. Herodoto (I, ci) supone que los Magos eran de la casta sagrada de los Medos. Eran sacerdotes de Persia y, dejando de lado vicisitudes dinásticas, siempre mantuvieron sobre sus dominios influencia religiosa.

B. Evidencia Patrística

Ningún Padre de la Iglesia sostuvo que los Magos tenían que ser reyes. Por otra parte, la Iglesia en su liturgia aplica a los Magos las palabras: «Los reyes de Tarsis y de las islas ofrecerán presentes; los reyes de Arabia y de Saba le traerán sus regalos: y todos los reyes de la tierra le adorarán» (Salmo 71, 10). No eran magos [magicians). La religión de los Magos era fundamentalmente la de Zoroastro y prohibía la hechicería; su astrología y habilidad para interpretar sueños les permitió su encuentro con Cristo» Los evangelios no menciona el número de Magos, y no hay una tradición cierta sobre esta materia. Varios Padres hablan de tres Magos; aparentemente se hallan influenciados por el número de regalos. En el Oriente, la tradición habla de doce obsequios. En el cristianismo primitivo, el arte no es un testimonio consistente, existen: una pintura en el cementerio de San Pedro y San Marcelino donde se muestra a dos y otra en el Museo Laterano, con tres Magos.

C. Momento histórico

La visita de los Magos tuvo lugar después de la Presentación del Niño en el Templo (Lucas 2, 38). Los Magos habían partido poco antes de que el ángel dijese a José que tomara al Niño y a su Madre y fuese a Egipto (Mateo 2, 13). Desde Persia, de donde supuestamente vinieron los Magos, hasta Jerusalén había un trayecto de entre 1000 y 1200 millas. Para recorrer esta distancia debieron emplear alrededor de doce meses en camello. Tiempo después la Sagrada Familia volvió probablemente a permanecer en Belén ahí vinieron los Magos. Era «en tiempos del rey Herodes» (Mateo 2, 1). Por otra parte, los Magos vinieron mientras el rey Herodes estaba en Jerusalén (vv. 3, 7), no en Jericó, i. e., o al comienzo del 4 a. C. o al final del 5 a. C.

Esto ocurrió probablemente un año, o un poco más de un año, después del nacimiento de Cristo. Herodes preguntó a los Magos el tiempo en que apareció la estrella. Considerando esto como el tiempo del nacimiento del Niño, fue la decisión de matar a los varones de menos de dos años en Belén y sus alrededores (v. 16). .Los Magos siguieron la estrella unas 6 millas hacia el sur de Belén, «y entrando en la casa [eis ten oikian], encontraron al niño» (v. 11).

 Los Magos adoraron (prosekynesan) al Niño Dios, y le ofrecieron oro, incienso y mirra. Dar regalos era una costumbre oriental. Un historiador italiano expresa que los Reyes Magos «son también símbolo del tiempo, del pasado, el presente y el futuro, y por eso sus figuras representan un hombre anciano, uno de mediana edad y uno joven». Además, son símbolos de la Trinidad y encarnan los tres papeles de Cristo como Dios (la divinidad), como Rey (el alma) y como hombre (el cuerpo). Asimismo, que sus regalos representan el poder político (oro), la divinidad (el incienso) y la resurrección (la mirra).  La catedral de Colonia contiene los que pretenden ser los restos de los Magos; éstos, se dice, fueron descubiertos en Persia, llevados a Constantinopla por Santa Elena, transferidos a Milán en el siglo V y a Colonia en 1163 (Acta SS., I, 323).

¿Y Yo y Tú?

¿Cuál es la distancia que hemos caminado en nuestras vidas? ¿Cómo podríamos medir el esfuerzo que hemos hecho? ¿Donde están y como son nuestros regalos a nuestro Salvador y Mesías?

El viaje de los Magos, siguiendo la estrella hasta Belén, contrasta a veces con tantos viajes que no llevan “a ninguna parte”; más aún, pueden significar una huida de uno mismo. Y ya se sabe lo difícil que es huir de la propia sombra. El cristianismo presenta la belleza de tener un compromiso que valga la pena, un proyecto de futuro, que implique llevar en la “mochila” a los demás y las cosas de los demás. Ésas son las millas que vale la pena recorrer durante la vida.

Se nos propone: encontrar la felicidad en todo momento, en todas las tareas, en todos los encuentros; sin evadir la realidad, porque en lo cotidiano está también Dios (si no, no estaría en ninguna parte); vivir de tal manera que seamos capaces de vivir el amor en cada instante. Es preciso, ante todo, encontrar cada uno su estrella –la vocación–, para poder seguir el camino concreto por el que podemos colaborar con Dios en ese proyecto. ¿Pero cómo descubrirla? ¿Cómo ayudar a que otros la descubran? Ahi esta la Iglesia y sus sacramentos, la oración, la Biblia y nuestro Compromiso Apostólico.

Nos iría mejor si imitáramos a los Magos, dándonos cuenta de “que no es con un telescopio cualquiera, sino con los ojos profundos de la razón que busca el sentido último de la realidad y con el deseo de Dios movido por la fe, es posible encontrarlo, más aún, hacer posible que Dios se acerque a nosotros”.

Fuentes: Homilía de Su Santidad Benedicto XVI www. Aciprensa,   iglesiaynuevaevangelizacion.blogspot.com