Francisco se despidió de los cardenales venidos de todo el
mundo con una Misa celebrada en la basílica de San Pedro.
El Papa recordó el pasaje del Evangelio en el que Jesús cura
a un leproso tocándolo y sin miedo de ser contagiado. Insinuó que también hoy
muchos rigoristas se escandalizan cuando la Iglesia tiende una mano a los
lejanos.
FRANCISCO
"Eso escandaliza a algunos. Jesús no tiene miedo de este
tipo de escándalo. Él no piensa en las personas obtusas que se escandalizan
incluso de una curación, que se escandalizan de cualquier apertura, a cualquier
paso que no entre en sus esquemas mentales o espirituales, a cualquier caricia
o ternura que no corresponda a su forma de pensar y a su pureza ritualista”.
El Papa les pidió que no tengan miedo de tocar a los
enfermos, tanto de cuerpo como de espíritu. Subrayó que la Iglesia no debe
tener miedo de escandalizar a quienes tienen esquemas cerrados cuando se trata
de ayudar a alguien que lo necesita.
FRANCISCO
"Os animo a servir a la Iglesia en modo tal que los
cristianos, edificados por nuestro testimonio, no sean tentados de estar con
Jesús sin querer estar con los marginados, aislándose en una casta que no tiene
nada que ver con la Iglesia”.
También recordó a los cardenales que deben ser
misericordiosos y luchar por integrar tanto en la Iglesia como en la sociedad a
los marginados.
FRANCISCO
"El camino de la Iglesia es no condenar eternamente a
nadie sino de difundir la misericordia de Dios a todas las personas que la
buscan con corazón sincero”.
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