domingo, 10 de noviembre de 2013

El que recibió el Nobel, por descubrir el virus del SIDA, es agnóstico y dice: Lourdes es «algo inexplicable»


El destacado bacteriólogo Luc Montagnier no ha podido quedar impávido ni ajeno a las evidencias explícitas, inexplicables para el científico, que ocurren en Lourdes. Un científico agnóstico que hablando sobre las propiedades del agua sorprenda al señalar «el agua tiene propiedades extraordinarias, tal vez también la de Lourdes», no pasó desapercibido. En 1983 revolucionó al mundo científico por ser uno de los descubridores del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) causante del SIDA. Por ello, en 2008 fue galardonado con el premio Nobel de Medicina y el Príncipe de Asturias. Sorprendido, terminó señalando en una entrevista al sitio católico francés La Croix, que la ciencia y la medicina han recorrido un largo camino para curar a gente, «pero todavía sabemos muy poco. Las recuperaciones milagrosas de Lourdes son muy raras, pero son reconocidas.
El agua de Lourdes bajo el microscopio
 
Consultada su opinión respecto a las curaciones inexplicables relacionadas con Lourdes, en donde se incorpora un elemento muy lejano para él, como es la devoción, Montagnier afirma no excluir nada, a diferencia de otros colegas. «Tomo en cuenta el conocimiento científico, que es un poco nuevo en este momento. A través del estudio con unos colegas, me encontré con que el agua tiene algunas propiedades extraordinarias... tal vez también la de Lourdes. Por ahora no tengo datos específicos, pero sé que el agua puede mantener estructuras, que quedarán impresas por el ADN y que puede transferir la información genética. Voy a tratar de adaptar mis conocimientos con el fenómeno de Lourdes».

El Parkinson del beato Papa

Contrario a lo que se puede pensar, la estima del agnóstico Montagnier por la Iglesia es grande. Ayudó al beato Juan Pablo II a mitigar el avance del Parkinson que sufría, y desde esta experiencia, emite su opinión respecto a una de las causas por las que será elevado a la gloria de los altares, que es precisamente por la milagrosa recuperación de una religiosa que estaba aquejada de la misma enfermedad que padeció el beato Santo Padre… «Trato de encontrar explicaciones racionales para la sanación y sé que tal vez yo no lo puedo hacer. Las cosas siguen sin explicación hasta nuestros días y probablemente nunca tendrán respuesta», concluyó.

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