El testimonio en la vida cotidiana, o
ante algunas dificultades y, también en la persecución, con la muerte, siempre
es fecundo. La Iglesia es fecunda y madre cuando da testimonio de Jesucristo.
En cambio, cuando la Iglesia se encierra en sí misma, se cree -digamos así- una
'Universidad de la religión', con tantas bellas ideas, con tantos bellos
templos, con tantos bellos museos, con tantas bellas cosas, pero no da
testimonio, se vuelve estéril. Y el cristiano lo mismo. El cristiano que no da
testimonio, permanece estéril, sin dar la vida que ha recibido de
Jesucristo".
Se dice que Esteban "estaba
lleno del Espíritu Santo". "No se puede dar testimonio sin la
presencia del Espíritu Santo en nosotr
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