"¿Por qué Dios permite que
pase esto, si los niños no tienen la culpa? ¿Y por qué nos ayudan tan pocas
personas?”.
El viaje del Papa Francisco a
Filipinas puso sobre la mesa la dramática realidad de los niños abandonados, una cuestión no menor que algunos obispos han traído al
Sínodo.
Sólo en Filipinas se calcula que hay más de
200.000, aunque se trata de un problema que también afecta a muchos países de
América Latina.
MONS. MARCELO A. GONZÁLEZ
Obispo de Santa Clara (Cuba)
"Hay muchas familias rotas y
muchos hijos que han nacido no de una familia orgánica. Han nacido de uniones
libres y entonces es necesario trabajar por estas nuevas generaciones”.
En algunos casos la realidad también muestra
ejemplos heroicos como las madres solteras. Mujeres que a pesar de no
tener recursos deciden no abandonar a su hijo y luchar para sacarlo adelante.
MONS. RODOLFO VALENZUELA
Obispo de La Verapaz (Guatemala)
"Una situación que merece el
respeto e incluso la admiración. Cuántas madres solteras han sacado adelante a
los hijos por las irresponsabilidades, por el ambiente machista de los padres”.
Desde el Sínodo los obispos recuerdan que es
un deber grave de las instituciones y de toda la sociedad intentar acoger a
personas a quienes la vida les ha negado un derecho fundamental: tener familia,
un padre y una madre. Una realidad que, señalan, está inscrita en la
intimidad de cada ser humano.
MONS. MARCELO A. GONZÁLEZ
Obispo de Santa Clara (Cuba)
"Una añoranza por el sentido
de familia. Hay un fuerte sentido de pertenencia a la familia. Y por eso se
busca a pesar de que algunos no conozcan a su padre”.
La realidad de los niños abandonados o de las
madres solteras plantea un desafío para las instituciones locales en todos los
niveles. Se trata de personas que crecerán sin educación y sin referentes en la
vida. Su futuro, en la mayor parte de los casos, suele terminar en la
prostitución o en la delincuencia.
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