La vida apostólica es alegría, notó
el Papa en la homilía de la misa de la mañana del viernes.
"El
apóstol tiene un comienzo alegre, entusiasta, entusiasta con Dios dentro, ¿no?
Pero tampoco le fue ahorrado el ocaso. Y me hace bien pensar en el ocaso del
Apóstol... Se me ocurren tres iconos: Moisés, Juan el Bautista y Pablo. Moisés
es aquel que es el jefe del pueblo de Dios, valiente, luchando contra los
enemigos y también luchando con Dios para salvar al pueblo: ¡fuerte! Y al final
está sólo sobre el Monte Nebo, mirando a la tierra prometida, pero sin poder
entrar allí. No podía entrar en la promesa. Juan el Bautista: en los últimos
tiempos no le fueron ahorradas angustias". "Esto es lo grande d
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