miércoles, 4 de noviembre de 2015

Papa dedica audiencia general al perdón en familia



El Papa centró su catequesis de la audiencia general en cómo las familias pueden aprender a perdonar y a pedir perdón. 

Su estrategia es no acabar el día sin pedir disculpas, y utilizar gestos sencillos para reconciliarse. 


RESUMEN DE SU CATEQUESIS EN ESPAÑOL


Queridos hermanos y hermanas:


La Asamblea del Sínodo de los Obispos ha terminado hace poco y me ha entregado un texto, que aún debo meditar. Pero, entretanto, la vida continúa, sobre todo la vida de las familias.


Hoy quisiera centrarme en la familia como ámbito para aprender a vivir el don y el perdón recíproco, sin el cual ningún amor puede ser duradero. Lo rezamos siempre en el Padre Nuestro: «Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». No se puede vivir sin perdonarse, o al menos no se puede vivir bien, especialmente en familia. Todos los días nos hacemos daño de una u otra manera. Pero lo que se nos pide es curar inmediatamente las heridas que nos causamos y restaurar los vínculos que se han dañado. Si esperamos demasiado, todo es más difícil. Y hay un remedio muy simple: no dejar que termine el día sin pedir disculpas, sin hacer las paces, de los padres entre sí y con los hijos, también entre los hermanos. No hace falta un gran discurso. Basta una palmada y ya està. Así el matrimonio y la familia se hacen una casa más sólida, resistente a nuestras pequeñas y grandes fechorías.


El Sínodo ha visto en la capacidad de perdonar y perdonarse no sólo una manera de evitar las divisiones en familia, sino también una aportación a la sociedad, para que sea menos malvada y cruel. Ciertamente, las familias cristianas pueden hacer mucho por la sociedad y por la Iglesia. Por eso deseo que en el Jubileo Extraordinario de la Misericordia las familias descubran de nuevo el tesoro del perdón recíproco

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