La palabra Navidad es una abreviatura de Natividad proveniente de la voz latina nativitas, que significa nacimiento. Esta celebración se inicia en los primeros años de la iglesia cristiana, cuando el Papa Telésforo la instituyó en el siglo II. Las primeras ceremonias religiosas, se utilizó el género teatral para persuadir a la gente sobre las bondades de su religión.
Por otro lado, la palabra pesebre es de origen latino, viene de praesepe que significa pesebre, establo, caballeriza, corral, cuadra, etc. La costumbre de reproducir el nacimiento de Jesús en imágenes se originó en el siglo XIII y fue por iniciativa de San Francisco de Asís; que predicando por la campiña de Rieti, Italia, lo sorprendió un fuerte invierno. Lo que le obligo a refugiarse en la ermita de Greccio.
Allí comenzó a orar y meditando la lectura del evangelista San Lucas, cuando de pronto, tuvo la inspiración de reproducir en vivo el misterio del nacimiento de Jesús en Belén. Dándose enseguida a la tarea de construir una casita de paja a modo de portal, en su interior puso un pesebre, trajo un buey y un asno de los campesinos del lugar e invitó a un pequeño grupo de ellos a reproducir la escena de la adoración de los pastores. Era la Navidad del año 1223.
Por el siglo VII la escena de la Natividad adquiere la importancia para ser utilizado en los cultos. Algunas crónicas afirman que el pesebre más antiguo que se conserva en parte, está en la basílica romana de Santa María la Mayor. Este guarda la misma estructura de la cueva de Belén.
La idea del Nacimiento se consolidó como tradición en el arte de toda Italia, siendo durante el Trescientos (siglo XIV), que se multiplicó la escena de la Natividad, habiéndose afianzado su popularidad en la segunda mitad del Cuatrocientos (siglo XV). En la Catedral de Volterra, un Nacimiento de grandes figuras era ya común. En Toscana el número de Nacimientos monumentales fue muy grande y es posible que desde ahí se propagaran al reino de Nápoles, en donde el Rey Carlos III fundó talleres de cerámica en donde se dice que el propio dirigía a los artesanos. En este taller encargó figuras para su pesebre, que instaló en una habitación del Palacio Real, lo que dio inicio a una de las más conocidas tradiciones navideñas.
Algunos símbolos de los “belenes:
Choza: Representa sencillez y humildad. . El niño Jesús: Guía espiritual, que se aloja en el corazón del hombre para transmitirle su amor al mundo. María: Representa la fidelidad y el amor a Dios, mujer compresiva y bondadosa. José: Hombre que inspira obediencia y fortaleza Buey: Su misión era mantener caliente con su aliento, la cuna del niño Jesús. Sirve como ejemplo a los hombres, para que mantengan en sus hogares un ambiente cálido y amoroso. Burro: Animal más humilde de la creación, motivo por el cual fue el elegido para acompañar a María y estar en el pesebre. Tres reyes magos: A través de sus obsequios (oro, incienso y mirra), le muestran a Jesús su naturaleza real y divina. Pastores: Representan la humildad, sencillez, servicio, ayuda y alegría de los humanos que cuidan con amor a su rebaño. Ovejas: Significan obediencia y docilidad, inspiran confianza.
Bendición de la mesa en Navidad
Al iniciar la cena:
+En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Esta noche buena nos reunimos en esta mesa para recordar y celebrar el nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo.
Te damos gracias Señor, Dios Padre Omnipotente, porque por tu bondad en una noche como ésta, permitiste que tu Único hijo se hiciera hombre para liberarnos del yugo del pecado.
Gracias, Padre Nuestro, por el cariño de predilección que nos tienes, aún sin merecerlo.
Gracias, Jesús Nuestro Señor, porque nos enseñaste a ser humildes naciendo en un pesebre cuando podías haber nacido en un palacio. Enséñanos a ser como tú, humildes y mansos de corazón.
Ahora, la familia expresa públicamente sus Gracias al Señor.
Luego, en familia procedemos a hacer nuestras peticiones
En esta Noche Santa, te pedimos Señor por nuestras necesidades:
Al Final
Señor, Dios del Universo, te damos gracias por estos alimentos que por tu bondad recibimos de tus manos. Te pedimos por los pobres del mundo que no pueden, en esta Noche Santa, cenar como nosotros cenamos. Te pedimos por ellos, y por nosotros para que aprendamos a compartir los bienes que nos das todos los días, para que a ejemplo de Jesucristo Señor nuestro, sepamos vivir la caridad con nuestro prójimo todos los días de nuestra vida.
Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos. El Rey de la Gloria Eterna nos haga partícipes de Su mesa Celestial.
Contestan todos: Amén.
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