Para
el apóstol Pablo es intolerable que haya pleitos en la comunidad, pero, si los
hay, deben resolverse fraternalmente, - lo mejor sería que tuviéramos tanta
paciencia que nadie se diera fácilmente por ofendido, sobre todo tratándose de
hermanos.
Repaso
en mi memoria mis responsabilidades diversas.
¿No
es ya para nosotros un fallo tener pleito, hermanos entre hermanos, y esto ante
los no creyentes?
¿Qué
signo damos a los que nos miran como vivimos? San Pablo apunta aquí muy lejos.
Una
familia y una comunidad cristiana deberían saber "lavar la ropa sucia en
casa", con una actitud tolerante, imitando la misericordia de Cristo, que
refleja la de Dios Padre.
¡Qué
impresión más pobre hace el que una familia airee sus tensiones internas con
personas ajenas! ¡Qué mal efecto produce el que los miembros de una comunidad
parroquial o religiosa hablen mal los unos de los otros! Tendríamos que saber
dialogar y resolver nosotros mismos estos "pleitos", cediendo todos
un poco y poniendo cada uno su parte de perdón y de capacidad de humor.
Pablo
aconseja que los "procesos" se arreglen entre cristianos, escogiendo
a los «sabios» o prudentes de entre la comunidad. Esto nos plantea, HOY, la
cuestión de la penetración del espíritu evangélico en las «instituciones»
civiles, judiciales, políticas y sindicales. Un cristiano no puede poner entre
paréntesis su fe, cuando participa en la vida de la sociedad. No es cuestión
hoy de que el cristiano «se aparte». El compromiso del cristiano en el mundo no
puede ser sólo el del camaleón que toma el color del ambiente.
¡Enorme
responsabilidad! ¡Desde luego, sin orgullo! Pero ¡responsabilidad! Luego,
¡deber de crítica y de juicio! Y recordemos que el Reino ya ha empezado: el
juicio de Dios -del que participan los cristianos- está actuando ya en los
compromisos que los cristianos asumen.
-¿Por
qué no preferimos soportar la injusticia? ¿Por qué no dejaros antes despojar?
Esto no es un sueño, ¡es literalmente el evangelio!
Antes
de decir que esto es imposible, convendría quizá que me preguntara si, en la
práctica, el perdón y la paciencia no serían a veces más eficaces que la
actitud inversa.
Quién
sabe, además, si, ante la escalada aberrante de la violencia, el cristiano no tendrá
que distinguirse por su manera de ir contracorriente, sacrificándose él mismo
para tomarse el evangelio a la letra...
Pero
alguien tiene que romper la espiral de la violencia o del rencor. A todos Dios
nos ha tenido que perdonar. Ahora se trata de que nosotros tengamos una actitud
semejante de perdón para con los demás, sin estar siempre alzando la bandera de
nuestros derechos y de las aparentes ofensas que hemos recibido.
Los
injustos no heredarán el Reino de Dios... Ni los impuros, inmorales, idólatras, adúlteros, invertidos,
ladrones, ni los borrachos, difamadores... y esto fuimos algunos de nosotros, pero hemos
sido lavados por el bautismo y estamos llamados a ser «santos».
FUENTE:
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA
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