1. I. Introducción
El 26 de enero del 2013 celebramos en la
República Dominicana el Bicentenario del nacimiento del Patricio Juan Pablo
Duarte. Él no sólo fue el promotor de nuestra Independencia, sino que con sus
ideales y ejemplos se constituye en prototipo de conducta para la vida privada
y pública de todos los dominicanos.
TEMAS QUE DESARROLLA
EL DOCUMENTO:
1.
II. Duarte: fe y auto-superación.
Juan Pablo Duarte y
Diez nació en el barrio de Santa Bárbara, en la ciudad de Santo Domingo, el 26
de enero de 1813. En una cristiana familia, compuesta por Juan José Duarte,
natural de Vejer de la Frontera (Cádiz), y Manuela Diez, oriunda de El Seybo.
Fue bautizado por el Padre José Ruiz, en la iglesia de Santa Bárbara, el 4 de
febrero de 1813. A los 6 años “recitaba de memoria el catecismo”.Ante la imposibilidad de asistir a escuelas superiores en Santo Domingo “los pocos conocimientos que adquirió fueron debidos a su amor al estudio” y férrea voluntad y deseo de superación, logrando fijarse un objetivo: dar un nombre a su pueblo y que sea digno de llevarlo.
1.
III. Duarte: el orgullo de ser
dominicano.
El mismo Duarte
escribió una nota a su hermana para decirle: “Juré en mi corazón no pensar ni
ocuparme sino en procurar los medios para probarle al mundo entero que teníamos
un nombre propio, dominicano, y que éramos dignos de llevarlo”.
1.
IV. Duarte: “Dios, Patria y
Libertad”.
Fundó la Sociedad Secreta la Trinitaria,
con el lema “Dios, Patria y Libertad”. También la
Filantrópica, para propagar los principios de la Independencia
Dominicana, con representaciones de piezas teatrales.
1.
V. Duarte: honor y libertad
Por su labor a favor
de la Independencia Dominicana, fue perseguido por el gobierno haitiano y
obligado a emigrar a Venezuela para salvar su vida en 1843, buscando apoyo en
ese país hermano. Sin embargo, Duarte no era enemigo de los haitianos y
escribió: “Admiro al pueblo haitiano; lo admiro porque conozco su historia. Ese
pueblo ha luchado desesperadamente contra poderes excesivamente superiores y
los ha vencido para salir de la triste condición de esclavo y constituirse en
nación independiente. Le reconozco dos grandes virtudes: el amor a la libertad
y el valor… Pero los dominicanos también… Nosotros tenemos que reivindicar
nuestro honor, nuestro nombre y nuestra libertad”.Los dominicanos y haitianos somos dos pueblos hermanos, nacidos en la misma la misma tierra. Duarte busca que ambos pueblos sean respetados y ayudados a reencontrarse en su historia, fortalecer su liderazgo y respetar a su gente. Sólo lograremos una pacífica convivencia y una cooperación fraterna si ellos y nosotros mantenemos nuestra propia identidad y desarrollamos nuestros propios recursos.
1.
VI. Duarte: austeridad y sacrificio
Como Duarte, todo el
que quiera salir triunfante en un proceso de liberación, ha de llevar consigo,
como a un amigo, al sacrificio y la austeridad. Son los medios más eficaces en
momentos de crisis morales, económicas y sociales para subsanar los errores
pasados.
1.
VII. Duarte: honradez, honestidad y
transparencia
El 4 de febrero había
dado prueba de su pureza como patriota y ahora la daba de su pulcritud como
administrador. El 12 de abril de 1844, Duarte devolvió al Tesorero Nacional,
Miguel Lavastida, $827 pesos de los $1,000 recibidos e hizo entrega de un
informe pormenorizado de $173 pesos gastados en la tropa. Durante la campaña
militar anotó cuidadosamente los gastos desde su salida, como eficiente
Contador. He aquí el paradigma de honradez, honestidad y transparencia, para
todo dominicano que participe en la política pública. Esta rendición de cuentas
constituye un permanente ejemplo y estímulo para los gobernantes y ministros
que manejan fondos públicos o administran dinero ajeno, teniendo a su
disposición, hoy, tantos medios sofisticados para una rápida y exacta rendición
de cuentas, que acredite su honorabilidad.
1.
VIII. Duarte: democracia, defensa
de la ley y el bien común.
Establece como fin último del Estado el principio
del Bien Común: “Puesto que el gobierno se establece
para bien general de la asociación y de los asociados, el de la Nación
Dominicana es y deberá ser siempre ante todo, propio y jamás de imposición
extraña…”. Pero, más que nada define el carácter del gobierno: debe de ser propio, no impuesto; popular, procedente de la
voluntad del pueblo; electivo, fruto de un proceso electoral; representativo, de las voluntades e intereses de sus electores; republicano, elegido y alternativo; y sobre todo, responsable de sus actos. Y para la mejor y más pronta
expedición de los negocios públicos se distribuye en poder municipal,
legislativo, judicial y ejecutivo.
1.
IX. Duarte: gratitud y sentido de
justicia.
Me habéis dado una prueba inequívoca de
vuestro amor, y mi corazón agradecido debe dárosla de gratitud. Ella es ardiente como los votos que formo por vuestra felicidad. Sed
felices, hijos de Puerto Plata, y mi corazón estará satisfecho aún exonerado
del mando que queréis que obtenga; pero sed justos lo
primero, si queréis ser felices. Ése es el primer deber del hombre; y sed unidos,
y así apagaréis la tea de la discordia y venceréis a vuestros enemigos, y la
Patria será libre y salva. Yo obtendré la mayor recompensa, la única a que
aspiro: el veros libres, felices, independientes y tranquilos”
1.
X. Duarte: perseverancia en la fe y
moral católica
Respecto a las
creencias religiosas, en su proyecto de constitución Duarte redactó: “La
religión predominante deberá ser siempre la Católica, Apostólica, sin perjuicio
de la libertad de conciencia y tolerancia de cultos y de sociedades no
contrarias a la moral y caridad evangélicas”Duarte permaneció católico a pesar de que un miembro cualificado de la misma Iglesia pidiera obediencia a los mandatos y órdenes del General Pedro Santana y de la Junta Central Gobernativa, la que un mes más tarde declararía como traidores infieles a la Patria a los próceres de la Independencia. La fe cristiana mostrada en el juramento trinitario y la invocación de Dios en la primera palabra del lema sagrado, el incluir la Biblia y la cruz en el escudo revelan cómo conservó su fe. En su vida personal, siempre conservó un comportamiento piadoso, al punto que estando en Venezuela, su párroco le recomendó que ingresara al sacerdocio.
Este decreto revela la afrenta y dolor profundo sufrido con humildad por Duarte y los demás trinitarios; precio amargo, pagado para que hoy tengamos un nombre y una nacionalidad.
1.
XII. Duarte: al servicio de la
Patria con alma, vida y corazón.
Aunque no faltaron en
Caracas solicitudes a Juan Pablo Duarte para que apoyara la Anexión a España,
él las rechazó y escribió: “Los sufrimientos de mis queridos hermanos me eran
harto sensibles, pero mucho más doloroso me era ver que el fruto de tantos
sacrificios, de tantos sufrimientos, era la pérdida de la independencia de esa
patria tan cara a mi corazón y por cuya tranquilidad gustoso me inmolara, por
lo que en lugar de aceptar el pan de la degradación, acepté con júbilo la copa
de la cicuta que sabía me aguardaba el día que mis conciudadanos consideraran
que mis servicios no les eran necesarios… A mí me bastaba ver libre, feliz e
independiente mi ínsula, y me dispuse a coadyuvar con todos mis esfuerzos a la
redención de la Patria”.Duarte responde el 21 de abril de 1964: “si he vuelto a mi Patria después de tantos años de ausencia es a servirla con alma, vida y corazón, siendo cual siempre fui motivo de unión entre todos los verdaderos dominicanos, y jamás piedra de escándalo o manzana de la discordia.
1.
XIII. Duarte: la independencia de
la Patria aunque cueste la vida.
“Trabajemos, quise
decir, por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para
nosotros mismos. Sí, caro amigo, trabajemos sin descansa; no hay que perder la
fe en Dios, en la justicia de nuestra causa, y en nuestros propios bríos, pues
nos condenaríamos, por cobardes, a vivir sin Patria, ¡que es lo mismo que vivir
sin honor. Aprovechemos el tiempo…”.
1.
XIV. Duarte: testamento espiritual.
Juan Pablo Duarte no
se consideraba en la posición de un luchador retirado, vencido por la
enfermedad, sino en la de quien todavía está dispuesto a continuar luchando por
su Patria.Seguid, repito, y vuestra gloria no será menor por cierto que la de aquellos que desde el 16 de julio de 1838 vienen trabajando en tan santa empresa bajo el lema venerado de Dios, Patria y Libertad, que son los principios fundamentales de la República Dominicana”.
1.
XV. Duarte: recibe los auxilios
espirituales y muere. Su entierro fue en la fiesta de la Virgen del Carmen.
A los 63 años Duarte
falleció en Caracas el 15 de julio de 1876, recibiendo los auxilios
espirituales del Pbro. Francisco Tejera y el entierro fue celebrado el 16 de
julio de 1876, fiesta religiosa de la Virgen del Carmen, en la Parroquia Santa
Rosalía.
1.
XVI. Sigamos las huellas de
Duarte, hombre de fe y político auténtico
Al celebrar el
Bicentenario del nacimiento del Padre de la Patria, como pastores de la Iglesia
les invitamos a fijarse en Duarte como modelo de ciudadano y de cristiano.
a) Seamos
verdaderos políticos como Duarte
Para muchos la
política es clientelismo, una forma de enriquecimiento o de levantarse un trono
en la historia. Para Duarte la política es la ciencia más pura y más digna, la
practicó con humildad y la vivió como un servicio al bien común.En cuanto ciudadanos todos somos políticos, porque formamos parte de la ciudad. Somos compromisarios en el servicio. Como Juan Pablo Duarte debemos soñar más en el bien común; cultivar más la vocación de servicio en la sociedad y pensar menos en el lucro personal o de unos pocos.
Felicitamos a los hombres y mujeres que incursionan en la política, renunciando a beneficios personales y que se sacrifican por el bien de todos, y nos lamentamos de los tantos que sin ideales nobles, se aprovechan de la cosa pública y de la malversación de los fondos del Estado.
Felicitamos también a tantas instituciones en el país que cultivan el espíritu de servicio en nuestro pueblo a través de clubes, asociaciones, fundaciones y voluntariados.
b) Sigamos el
Paradigma de valentía juvenil
La Independencia
nacional fue obra de amigos. La noche del 16 de julio eran nueve jóvenes los
que encabezaban aquél movimiento independentista, entre ellos Duarte. “Todos
amigos, amigos todos”. Juan Pablo Duarte tenía 25 años, sólo Benito le sobrepasaba
con dos años. Pero eso no significa inexperiencia, sino todo lo contrario,
significó voluntad de hierro, siempre para obrar bien, a favor de la patria y
del pueblo. Y, en sentido general, no claudicaron, sino que se mantuvieron
“firmes en los principios independentistas y democráticos”. No olvidemos que su
Juramento Trinitario fue firmado con la sangre de cada compromisario.
c) Caminemos por las
huellas del Fundador de la Patria
En este tiempo en el
que se ha ido perdiendo en gran medida el respeto a lo ajeno, se requiere como
nunca para el buen manejo del patrimonio familiar, empresarial, comunitario, y
sobre todo, del patrimonio estatal, de la honradez, pulcritud y transparencia
que tuvo el Padre de la Patria.Siguiendo el espíritu de independencia nacional y el ideal de la Patria soñada por Duarte, se requiere que los hombres y mujeres, representantes del poder ejecutivo, legislativo y judicial, a cuya responsabilidad le corresponde guiar los destinos de la Nación, actúen con la suficiente voluntad política para defender el patrimonio nacional, especialmente los recursos naturales y el ecosistema, frente a inversionistas extranjeros o nacionales que atenten contra éste de manera indiscriminada y en perjuicio del bien común.
Se requiere también de los ideales de Duarte para actuar con la suficiente voluntad política y establecer un ordenamiento jurídico justo que regule el sistema de partidos políticos, y la política partidista deje de ser una empresa lucrativa de avivatos y se convierta en lo que verdaderamente debe ser, un servicio a la Nación en procura del bien común.
Esforcémonos todos en
pisar las huellas de nuestro Fundador, viviendo según los valores cívicos
vividos y defendidos por él, como son: el orgullo de ser dominicano; la lucha
por mantener la independencia de la República aunque cueste la vida, el
servicio a la Patria con alma, vida y corazón, la actitud democrática, la
defensa y el cumplimiento de la ley, y, el constante esfuerzo por la conquista
del bien común.
Hoy más que nunca se
requiere de la templanza y el heroísmo Duartiano para construir la paz anhelada
y erradicar el espíritu de violencia y de agresividad con que se manejan muchos
dominicanos.
En este tiempo en el
que se ha ido perdiendo en gran medida el respeto a lo ajeno, se requiere como
nunca para el buen manejo del patrimonio familiar, empresarial, comunitario, y
sobre todo, del patrimonio estatal, de la honradez, pulcritud y transparencia
que tuvo el Padre de la Patria.
Se requiere también de
los ideales de Duarte para actuar con la suficiente voluntad política y
establecer un ordenamiento jurídico justo que regule el sistema de partidos
políticos, y la política partidista deje de ser una empresa lucrativa de
avivatos y se convierta en lo que verdaderamente debe ser, un servicio a la
Nación en procura del bien común.Concluimos invitando a todos los hijos e hijas de esta tierra, a recibir de Duarte su testamento espiritual: mantener bien en alto nuestro lema nacional “Dios, Patria y Libertad”.
Que al celebrar el 27 de febrero, el 169 Aniversario de la Independencia Nacional, dominicanos y dominicanas renovemos nuestros más nobles ideales, implorando la bendición de la Santísima Trinidad y la protección de la Virgen, bajo los títulos de las Mercedes y la Altagracia, Patrona y Protectora del pueblo dominicano.
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