martes, 1 de octubre de 2013

PAPA: LOS DISCÍPULOS QUERÍAN EFICACIA, IGLESIA SIN PROBLEMAS, PERO NO ES "EL SIGNO DE LA PRESENCIA DE DIOS":

                   

Comentando las lecturas del día, explicó que los discípulos fueron entusiastas, preparaban programas, planes para la futura organización de la Iglesia naciente, discutían sobre quién era el más grande e impedían hacer el bien en el nombre de Jesús a los que no pertenecían a su grupo. Pero Jesús los sorprende, moviendo el centro de la discusión sobre la organización a los niños: "Porque el que sea el más pequeño entre todos ustedes --les dijo Jesús-- es el más grande!". Así, indica el papa, en la lectura del profeta Zacarías se habla de los signos de la presencia de Dios: no "una buena organización" ni "un gobierno que avanza, todo limpio y perfecto", sino de los ancianos que habitan en las calles y de los niños que juegan.
El riesgo es descartar tanto a los ancianos como a los niños. Y dura es la advertencia de Jesús hacia los que escandalizan a los más pequeños: "El futuro de un pueblo está aquí, en los ancianos y en los niños. ¡Un pueblo que no se ocupa de sus ancianos y de sus niños no tiene futuro, porque no tendrá memoria y no tendrá promesa! ¡Los ancianos y los niños son el futuro de un pueblo! ¿Cuánto es común dejarlos de lado, no? A los niños, tranquilizarlos con un caramelo, con un juego: ‘Hazlo, hazlo, vamos, vamos’. Y al anciano no le permiten que hable, prescinden de su consejo: "Son viejos, pobres...".

Los discípulos no comprendían: "Lo entiendo, los discípulos --dijo el papa-- querían eficacia, querían que la Iglesia siga adelante sin problemas y esto puede convertirse en una tentación para la Iglesia: ¡la Iglesia del funcionalismo! ¡La Iglesia bien organizada! ¡Todo bien pero sin memoria y sin promesa! Esta Iglesia así, no avanzará: será la Iglesia de la lucha por el poder, será la Iglesia de los celos entre los bautizados, y muchas otras cosas que están allí cuando no hay memoria ni promesa".

Por lo tanto, la "vitalidad de la Iglesia" no está dada por los documentos y reuniones "para planificar y hacer bien las cosas": estas son realidades necesarias, pero no son "el signo de la presencia de Dios":
"El signo de la presencia de Dios es ésto, así dice el Señor: 'Los ancianos y las ancianas se sentarán de nuevo en las plazas de Jerusalén, cada uno con su bastón en la mano, a causa de sus muchos años. Las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas, que jugarán en ellas'.

El juego nos hace pensar en la alegría: es la alegría del Señor. Y estos ancianos, sentados con un bastón en la mano, calmados, nos recuerdan la paz. Paz y alegría: ¡este es el aire de la Iglesia!".

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