La bendición de Dios a la humanidad se cumplió en María.
Lo dijo el Papa Francisco en su homilía del 1° de enero, fiesta de la Madre de
Dios. La Madre del Redentor nos precede y continuamente nos confirma en la fe,
en la vocación y en la misión. Con su ejemplo de humildad y de disponibilidad a
la voluntad de Dios nos ayuda a traducir nuestra fe en un anuncio del Evangelio
gozoso y sin fronteras. De este modo, nuestra misión será fecunda y modelada
según la maternidad de María. A Ella le encomendamos nuestro itinerario de fe,
los deseos de nuestro corazón, nuestras necesidades, las necesidades del mundo
entero, especialmente el hambre y la sed de justicia y de paz; y la invocamos
todos juntos: ¡Santa M ...
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