"La Biblia dice que
Moisés hablaba cara a cara con el Señor, como con un amigo. Así debe ser la
oración: libre, insistente, con argumentaciones. Y también reprochando un poco
al Señor: 'Pero, tú me has prometido esto, y esto no lo has hecho...', así,
como se habla con un amigo. Abrir el corazón a esta oración. Moisés bajó del
monte fortalecido: 'He conocido más al Señor', y con esa fuerza que le había
dado la oración, retoma su trabajo de conducir al pueblo hacia la Tierra
prometida. Porque la oración fortalece: fortalece. Que el Señor nos dé a todos
nosotros la gracia, porque rezar es una gracia. Porque cuando rezamos Dios no
es un diálogo en dos, no: son tres.
Porque siempre, en toda oración está el .
Porque siempre, en toda oración está el .
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