Al final de la Misa de canonización de San Juan
XXIII y San Juan Pablo II, y antes de rezar el Regina Caeli, el Papa saludó y
agradeció a los presentes por estar en "esta celebración de la fe",
además de los representantes de 122 países llegaron a rendir homenaje a
"Dos Papas que han contribuido de forma indeleble en la causa del
desarrollo de los pueblos y de la paz." Saludó en particular a los
enfermos y a los ancianos, quienes eran particularmente cercanos para los
nuevos santos, y pidió rezar a la Virgen María, a quien San Juan XXIII y san
Juan Pablo II amaban como a sus propios hijos.
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