“Nos hará bien hoy, durante la jornada, preguntarnos: ‘Pero,
¿cómo recibo, yo, la Palabra de Dios? ¿Cómo una cosa interesante? Ah, el
sacerdote hoy ha predicado esto… ¡pero qué interesante! ¡Qué sabio este
padre!’, o la recibo así, sencillamente ¿porque Su Palabra es Jesús vivo? Y soy
capaz – ¡atentos a la pregunta! – ¿soy capaz de comprar un Evangelio pequeño? –
¡cuesta poco, eh! – ¿comprar un Evangelio pequeño y llevarlo en el bolsillo,
llevarlo en la cartera y cuando puedo, durante la jornada, leer un pasaje, para
encontrar a Jesús allí? Nos harán bien estas dos preguntas. Que el Señor nos
ayude”.
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