Miles de peregrinos esperaron la llegada del Papa a la plaza
Madre Teresa de Tirana, donde tuvo lugar una multitudinaria Misa.
En su homilía, Francisco recordó la persecución religiosa en
Albania durante la época comunista que prácticamente acabó con la presencia de
la Iglesia en el país.
"Podemos decir que Albania ha sido una tierra de
mártires: muchos obispos, sacerdotes, religiosos, fieles laicos y
representantes de otras religiones pagaron con la vida su fidelidad. No
faltaron pruebas de gran valor y coherencia en la confesión de la fe. ¡Fueron
muchos los cristianos que no se doblegaron ante la amenaza, sino que se
mantuvieron sin vacilación en el camino emprendido!”.
El Papa reconoció el testimonio de estos mártires y
agradeció al pueblo de Albania su perseverancia en la fe, pese a las amenazas y
a la violencia.
"He venido para daros las gracias por vuestro
testimonio. He venido para animaros a hacer crecer la esperanza dentro de vosotros
y a su alrededor. A implicar a las nuevas generaciones. Para que os nutráis
asiduamente de la Palabra de Dios abriendo vuestros corazones a Cristo, a Dios,
al Evangelio, al encuentro con Dios”.
Francisco usó la figura del águila, representada en la bandera
de Albania, para pedir a los albaneses que "vuelen alto” y que
continúen dando a Europa un testimonio
de convivencia.
Al concluir la Misa, presidió el rezo del Ángelus. El Papa
se dirigió especialmente a los jóvenes y les pidió que sigan el ejemplo de los
mártires albaneses para construir el futuro de su país.
"Con la fuerza del Evangelio y el ejemplo de vuestros
antepasados y el ejemplo de vuestros mártires, decid "no” a la idolatría
del dinero, no a la idolatría del dinero, no a la engañosa libertd individualista,
no a las dependencias y a la violencia”.
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