Se pueden hacer bellas prédicas, pero si no se está cerca de
las personas, no sirven, son vanidad. Lo dijo el Papa Francisco en su homilía
de la Misa matutina celebrada en la Casa de Santa Marta, en el día en que la Iglesia
recuerda a los Santos mártires Cornelio, Papa, y Cipriano, Obispo.
Cercanía y compasión: así el Señor visita a su pueblo. Y
cuando nosotros queremos anunciar el Evangelio, llevar adelante la Palabra de
Jesús, éste es el camino. El otro camino es el de los maestros, el de los
predicadores de aquel tiempo: los doctores de la ley, los escribas, los
fariseos. Alejados del pueblo, hablaban bien: hablaban bien. Enseñaban la ley,
bien. Pero alejados. Y ésta no era una visita del Señor:
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