Si
te encuentras ante -- ¡imaginemos! -- ante un ateo y éste te dice que no cree
en Dios, tu puedes leerle una biblioteca entera, donde está escrito que Dios
existe y también probar que Dios existe, y el ateo no tendrá fe. Pero si
delante de este ateo das testimonio de coherencia de vida cristiana, algo comenzará
a moverse en su corazón. Será precisamente tu testimonio lo que lo llevará a
esa inquietud sobre la que el Espíritu Santo obra. Es una gracia que todos
nosotros, toda la Iglesia debe pedir: 'Señor, que seamos coherentes'".
"Todos somos pecadores, todos, pero todos tenemos la capacidad de pedir
perdón. ¡Y Él jamás se cansa de perdonar! Tener la humildad de pedir perdón:
'Señor, no he sido cohere
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