Jesús rechaza las
tentaciones, es decir las falsas esperanzas del bienestar económico, de las
soluciones milagreras y espectaculares, los atajos del poder y del dominio. Al
comentar el Evangelio del primer domingo de Cuaresma, el Papa dijo a los fieles
en la Plaza de San Pedro que el Señor, al rechazar las tentaciones en el
desierto reafirma su firme voluntad de seguir la vía establecida por el Padre,
sin ningún compromiso con el pecado y con la lógica del mundo. Las palabras de
Jesús encontrarán después confirmación en sus acciones, con la absoluta
fidelidad al designio de Dios para salvar a la humanidad. Y la Cuaresma,
insistió Francisco, es precisamente la ocasión justa para realizar un camino de
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