El Papa recorrió
la plaza a bordo del papamóvil y bendijo a muchos niños. La más elegante de
todas fue esta bebé que se vistió de gala para la ocasión.
En su
catequesis, Francisco reflexionó sobre qué es ser santo. Dijo que no consiste
en hacer cosas extraordinarias y que no es una conquista, sino un regalo de
Dios.
PAPA
FRANCISCO
"Alguno
piensa que la santidad es cerrar los ojos y poner caras de estampita. No, eso
no es ser santo. La santidad es algo mucho más grande y profundo que nos regala
Dios. Es más, justo viviendo con amor y dando testimonio cristiano en las
ocupaciones de cada día es como estamos llamados a ser santos. Y cada uno en su
propio estado de vida”.
El Papa
explicó que la santidad no es sólo para quienes pueden abandonar las tareas
cotidianas para rezar y hacer obras de caridad. Dijo que las personas casadas
se hacen santas amando y cuidando a la esposa o al marido, trabajando con
honestidad y dedicación y dando su tiempo al servicio de los demás.
PAPA
FRANCISCO
"Pero
padre, si yo trabajo en una fábrica, o soy contable y estoy entre números...
ahí no se puede ser santo. ¡Sí, sí! ¡Se puede! Ahí donde trabajas puedes
hacerte santo, ahí Dios te da la gracia para hacerte santo, Dios se comunica
contigo. Siempre, en cualquier lugar podemos santificarnos, o sea, abrirnos a
esta gracia que actúa dentro de nosotros y nos lleva a la santidad”.
El Papa ve
la santidad como una llamada a la que se responde con pequeños pasos para
convertir la propia vida en un regalo alegre al servicio de los demás.
PAPA
FRANCISCO
"Una
señora va al mercado a hacer la compra, encuentra a una vecina, hablan y
empiezan los cotilleos. Y esta señora dice: "No, no, yo no hablaré mal de
nadie”. Y esto es un paso hacia la santidad, esto te ayuda a hacerte más santo.
Luego en casa, tu hijo quiere hablarte de sus cosas, de sus fantasías: "Oh,
estoy muy cansado, he tenido mucho trabajo”. Pero tú siéntate y escúchalo, que
lo necesita. Y te sientas y lo escuchas
con paciencia: esto es un paso hacia la santidad”. "Y cada paso hacia la
santidad nos hará mejores personas, libres del egoísmo y del estar encerrados
en nosotros mismos, y abiertos a los hermanos y a sus necesidades”.
En su
discurso el Papa recordó también a todas las comunidades de religiosos y
religiosas de clausura. Dijo que hay que dar las gracias a Dios por ellas e
invitó a los católicos a ayudarles para que no les falte nada, ni espiritual ni
materialmente.
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