viernes, 28 de noviembre de 2014

Francisco: Una cultura corrupta y podrida no deja espacio a Dios


En su homilía en Casa Santa Marta, el Papa alertó contra los peligros que la corrupción puede provocar en la mente y el espíritu.

FRANCISCO
"Porque la corrupción te da algo de felicidad, te da poder y también te hace sentir satisfecho de ti mismo. No deja espacio para el Señor, para la conversión. La ciudad corrupta... Y esta palabra, ‘corrupción’ hoy nos dice tanto. No sólo corrupción económica, sino corrupción con muchos pecados distintos; corrupción con ese espíritu pagano, con ese espíritu mundano. ¡La peor corrupción es el espíritu de la mundanidad!”

Para evitar este mal el Papa recomendó a los cristianos que reflexionen y descubran si en su vida hay algo de dejadez o de peligrosa autosuficiencia.

EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)

"Porque la corrupción te da alguna felicidad, te da poder y también te hace sentir satisfecho de ti mismo: no deja espacio para el Señor, para la conversión. La ciudad corrupta... Y esta palabra, ‘corrupción’ hoy nos dice tanto a nosotros: no sólo corrupción económica, sino corrupción con tantos pecados diversos; corrupción con ese espíritu pagano, con ese espíritu mundano. ¡La peor corrupción es el espíritu de la mundanidad!”.

"Babilonia cae por corrupción; Jerusalén por distracción, por no recibir al Señor que viene a salvarla. No se sentía necesitada de salvación. Tenía los escritos de los profetas, de Moisés y esto le bastaba. ¡Pero escritos cerrados! No dejaba espacio para ser salvada: ¡tenía las puertas cerradas para el Señor! El Señor llamaba a la puerta, pero no había disponibilidad para recibirlo, para escucharlo, para dejarse salvar por Él. Y cae…”.


"Cuando pensemos en el fin, con todos nuestros pecados, con toda nuestra historia, pensemos en el banquete que gratuitamente nos será dado y levantemos la cabeza. Ninguna depresión: ¡esperanza! Pero la realidad es fea: hay tantos, tantos pueblos, ciudades y gente, tanta gente, que sufre; tantas guerras, tanto odio, tanta envidia, tanta mundanidad espiritual y tanta corrupción. ¡Sí, es verdad! ¡Todo esto sucederá! Pero pidamos al Señor la gracia de ser preparados para el banquete que nos espera, con la cabeza siempre levantada”.

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