"Buenos días”.
"Buenos días”.
"Me alegro de verlo”.
"Yo también. Es un gusto
encontrarla”.
Con este amable saludo, en español,
comenzó el encuentro entre el Papa y la reina Silvia de
Suecia.
La reina le informó sobre las
actividades caritativas que promueve en su país, en especial, a
favor de los niños. Francisco le agradeció la ayuda que Suecia está prestando a
miles de refugiados.
En un perfecto español, la
reina presentó al Papa a los miembros de su delegación. Viajó
acompañada también por su hija Magdalena, embarazada de su segundo hijo, su
esposo Chris O'Neill y la primera hija de ambos, Leonor.
La pequeña de un año de edad
fue la auténtica protagonista del encuentro.
Después, en el intercambio de
regalos, la reina obsequió al Papa con tres libros de oración para niños escritos
en sueco.
Francisco le entregó una medalla de su
pontificado y su exhortación apostólica Evangelii Gaudium en alemán, ya
que la reina nació en Alemania.
Y como siempre, antes de despedirse,
el Papa volvió a pedir oraciones por él.
"Rece por mí”.
"Sí, lo haré”.
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