Un día después de la apertura de la
Puerta Santa el Papa explicó en la audiencia general por qué decidió convocar este Jubileo.
Dijo que no se trataba simplemente de
hacer algo que pudiera hacer bien a la Iglesia sino que era algo necesario por
dos motivos: En primer lugar para hacer ver al mundo la
necesidad que tiene de perdón y en segundo lugar para mostrar
las ganas que Dios tiene de perdonarlo.
FRANCISCO
"La alegría de Dios es perdonar,
Dios es misericordia y por eso, este año, debemos abrir el corazón para que
este amor, esta alegría de Dios nos llene”.
Francisco dijo que la Iglesia tiene
la responsabilidad de mostrar al mundo esa cercanía de Dios, que su
característica principal es la misericordia y que el Año Jubilar es una ocasión única de experimentarlo.
FRANCISCO
"Significa aprender que el perdón
y la misericordia es lo que más desea Dios, y lo que más necesita el mundo,
sobre todo en un momento como el actual en el que se perdona tan poco, en la
sociedad, en las instituciones, en el trabajo y también en la familia”.
También señaló que los trabajos para
mejorar las estructuras de la Iglesia deben conducirla a ser una ciudad resplandeciente que muestre la misericordia
de Dios.
FRANCISCO
"Si nos olvidáramos, aunque fuera
sólo un instante, de que la misericordia es lo que a Dios más le gusta, todo esfuerzo
sería en vano porque nos convertiríamos en esclavos de nuestras instituciones y
de nuestras estructuras, por muy renovadas que sean”.
Francisco concluyó deseando que cada uno pueda experimentar en este Año Santo esa cercanía de Dios.
Para conseguirlo recordó un requisito indispensable: el sentirse pecadores. Se
trata del primer paso pero es indispensable para abrir las puertas a la
misericordia divina.
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