"La caridad de Cristo, recibida con el corazón abierto,
nos cambia, nos transforma, nos hace capaces de amar, no a nivel humano,
siempre limitado, sino de acuerdo a la medida de Dios, es decir, sin
medida". Es la reflexión de Papa Francisco antes de la oración del
Ángelus, en el día en el que en Italia y en muchos otros países se celebra la
fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo. "Cada vez que participamos en la
Misa y nos alimentamos con el Cuerpo de Cristo -- aclaró el Pontífice - la
presencia de Jesús y del Espíritu Santo obra en nosotros, da forma a nuestro
corazón, nos comunica actitudes internas que se traducen en comportamientos de
acuerdo con el Evangelio". Así en los discípulos del Hijo de Dios
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