En su homilía en Casa Santa Marta,
el Papa habló sobre la identidad de un cristiano. Dijo que
como somos pecadores la identidad "puede debilitarse y perderse”.
FRANCISCO
"Es verdad, está el pecado. Y el
pecado nos hace caer, pero tenemos la fuerza del Señor para levantarnos y
seguir adelante con nuestra identidad. Diría que también el pecado es parte de
nuestra identidad: somos pecadores, pero pecadores con la fe en Jesucristo. Y
no es sólo una fe de conocimiento, no. Es una fe que es un don de Dios y que ha
entrado en nosotros gracias a Dios”.
Francisco subrayó que "hay
algunos que siempre necesitan novedades en la identidad cristiana” y criticó a los que esperan una señal. Dijo que la identidad
cristiana no consiste en creer en videntes que "reciben
una carta de la Virgen a las cuatro de la tarde”.
EXTRACTO DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)
"Es verdad, está el pecado. Y el
pecado nos hace caer, pero tenemos la fuerza del Señor para levantarnos y
seguir adelante con nuestra identidad. Diría que también el pecado es parte de
nuestra identidad: somos pecadores, pero pecadores con la fe en Jesucristo. Y
no es sólo una fe de conocimiento, no. Es una fe que es un don de Dios y que ha
entrado en nosotros gracias a Dios. Es Dios mismo el que nos confirma en
Cristo. Y nos ha ungido, el que nos ha marcado con su sello y ha puesto en
nuestros corazones las primicias del Espíritu. Es Dios el que nos da este don
de la identidad”.
"Primero, pasar del testimonio a
las ideas, diluir
el testimonio. ‘Sí, soy cristiano… el
cristianismo es esto, una bella idea. Yo le rezo a Dios…’ Y así, del Cristo concreto,
porque la identidad cristiana es concreta – lo leemos en la Bienaventuranzas;
concreción que está también en Mateo 25: la identidad cristiana es concreta –
pasamos a esta religión un poco blanda, con el aire y el camino de los
gnósticos. Detrás está el escándalo. Esta identidad cristiana es escandalosa. Y
la tentación es: ‘No, no, sin escándalo’”.
"Ampliar tanto la conciencia para
que entre todo. ‘Sí, somos cristianos, pero esto sí…’ No sólo moralmente, sino
también humanamente. La mundanidad es humana. Y así la sal pierde su sabor. Y
vemos a comunidades cristianas, también a cristianos, que dicen que son
cristianos, pero no pueden y no saben dar testimonio de Jesucristo. Y así la
identidad retrocede, retrocede y se pierde. Y este nominalismo mundano lo vemos
todos los días. En la historia de salvación de Dios, con su paciencia de Padre,
nos ha llevado de la ambigüedad a la certeza, a lo concreto de la encarnación y
la muerte redentora de su Hijo. ¡Ésta es nuestra identidad!”.
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