Roma es una de las
ciudades más hermosas del mundo gracias a sitios como este. Es la orilla del río Tíber que durante el verano se convierte
en un espacio de tiendas, restaurantes y bares para divertirse y pasar un rato
agradable.
En medio de todo el bullicio llama
especialmente la atención este puesto de frailes franciscanos.
FRAY PAOLO FIASCONARO
"Intentamos evangelizar en la
calle. Transmitir la fe solo es posible si te mueves entre la gente”.
Cada día a las ocho de la tarde el
padre Paolo Fiasconaro se pone manos a la obra. Informa
sobre la misión de la orden franciscana y reparte estas tarjetas para que quien
quiera pueda escribir al Papa. Otros días, se
dedica a una tarea que parece sencilla pero no lo es: escuchar.
FRAY PAOLO FIASCONARO
"Algunas personas se acercan y nos
dicen "gracias por estar aquí”. Es muy agaradable escuchar esto. También
han venido jóvenes que nos preguntaban si podían confesarse. Yo les digo:
"Por supuesto, claro que podéis confesaros”.
Ponen en práctica la petición del
Papa: salir a las periferias del mundo para llegar a las personas.
De momento, la iniciativa está siendo
un éxito y esperan poder llegar un poco más allá el próximo verano.
FRAY PAOLO FIASCONARO
"Sería maravilloso poder celebrar
la Misa aquí por la noche. Nos gustaría involucrar a parroquias de la zona para
que participaran. Esperemos que el año que viene sea posible”.
Cerca de dos millones de personas
pasean por estas orillas del Tíber durante el verano. Gracias a estos
franciscanos, un simple paseo puede convertirse en una oportunidad para cambiar
la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario