En su
homilía en Casa Santa Marta, el Papa habló sobre el amor de Dios. Dijo que Dios
está enamorado de cada persona y sueña "con cada uno de nosotros”.
Francisco
explicó que "la fe es hacer espacio y dejar que Dios nos cambie” y aseguró
que la respuesta a los problemas del mundo está en creer.
FRANCISCO
"La fe
es hacer espacio a este amor de Dios, es hacer espacio al poder, al poder de
Dios, pero no al poder de uno que es muy potente, sino al poder de uno que me
ama, que está enamorado de mí y que quiere la alegría conmigo”.
Por último,
el Papa señaló que el amor de Dios no se puede explicar y aseguró que "no
hay ningún teólogo que pueda explicar esto”.
HOMILÍA
COMPLETA DEL PAPA
(Fuente:
Radio Vaticana)
"Encontramos
que el Señor tiene tanto entusiasmo: habla de alegría y dice una palabra:
‘Gozaré de mi pueblo’. El Señor piensa en lo que hará, piensa que Él, Él mismo
estará en la alegría con su pueblo. Es como si fuera un sueño del Señor: el
Señor sueña. Tiene sus sueños. Sus sueños sobre nosotros. ‘Ah, qué bello será
cuando nos encontraremos todos juntos, cuando nos reencontraremos allá o cuando
aquella persona, aquella otra… aquella otra caminará conmigo… ¡Y yo gozaré en
aquel momento!’. Para poner un ejemplo que nos pueda ayudar, como si una
muchacha con su novio o el muchacho con su novia pensara: ‘Cuando estemos
juntos, cuando nos casemos…’. Es el ‘sueño’ de Dios”.
"¿Han
pensado? ‘¡El Señor sueña conmigo! ¡Piensa en mí! ¡Yo estoy en la mente, en el
corazón del Señor! ¡El Señor es capaz de cambiarme la vida!’. Y hace tantos
planes: ‘Fabricaremos casas, plantaremos viñas, comeremos juntos’… todas estas
ilusiones que hace sólo un enamorado… Y aquí el Señor se deja ver enamorado de
su pueblo. Y cuando le dice a su pueblo: ‘Pero yo no te he elegido porque tú
eres el más fuerte, el más grande, el más potente. Te he elegido porque tú eres
el más pequeños de todos. También puede decir: el más miserable de todos. Pero
yo te he elegido así’. Y esto es el amor”.
"Creo
que no haya ningún teólogo que pueda explicar esto: no se puede explicar. Sobre
esto sólo se puede pensar, sentir, llorar. De alegría. El Señor nos puede
cambiar. ‘¿Y qué debo hacer?’. Creer. Creer que el Señor puede cambiarme, que
Él es Todopoderoso: como hizo aquel hombre del Evangelio que tenía al hijo
enfermo. ‘Señor, ven, antes que mi niño muera’. ‘Ve’, ¡tu hijo vive!’. Aquel
hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Creyó.
Creyó que el Señor tenía el poder de cambiar a su niños, la salud de su niño. Y
ganó. La fe es hacer espacio a este amor de Dios, es hacer espacio al poder, al
poder de Dios, pero no al poder de uno que es muy potente, sino al poder de uno
que me ama, que está enamorado de mí y que quiere la alegría conmigo. Esto es
la fe. Esto es creer: es hacer espacio al Señor para que venga y me cambie”.
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