Regresando de Lesbos, el Papa
reconoció que durante el sínodo le molestó que
los medios hablaran sólo de si los divorciados que se han vuelto a casar
civilmente pueden o no recibir la comunión.
FRANCISCO
"Cuando convoqué el primer sínodo,
la gran preocupación de los medios era: ¿Podrán hacer la comunión los
divorciados que se han vuelto a casar (civilmente)? Y como yo no soy santo,
esto me molestó y también me produjo un poco de tristeza. ¿Pero ese medio de
comunicación que dice esto, esto y lo otro no se da cuenta de que ese no es el
problema importante? ¿No se da cuenta de que la familia, en todo el mundo, está
en crisis? Y la familia es la base de la sociedad. ¿No se da cuenta de que los
jóvenes no quieren casarse? ¿No se da cuenta de que la caída de natalidad en
Europa es para echarse a llorar? ¿No se da cuenta que la falta de trabajo y las
posibilidades de trabajo hacen que el papá y la mamá tengan que trabajar y los
niños crezcan solos y no aprendan a crecer en diálogo con el papá y la mamá?
Estos son los grandes problemas”.
Fue la primera vez que el Papa habló
directamente sobre el debate generado por algunos medios de comunicación sobre
esta cuestión.
Pero en su exhortación apostólica
postsinodal Amoris Laetitia tan sólo
dedicó a esa problemática uno de sus nueve capítulos.
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