Durante la audiencia general el Papa habló del pasaje del Nuevo Testamento en el que una
mujer pecadora lava los pies de Jesús ante la indignación de los fariseos.
El Papa dijo que eran unos hipócritas.
Se consideraban mejores que los demás y los juzgaban. No miraban su pecado. La
pecadora arrepentida, en cambio, reconocía su pecado y eso le permitió ganar el
corazón de Cristo.
RESUMEN DE LA CATEQUESIS DEL PAPA EN
ESPAÑOL
El pasaje del Evangelio de Lucas que
hemos leído refleja con claridad un aspecto fundamental de la misericordia: la
sinceridad de nuestro arrepentimiento suscita en Dios su perdón incondicional.
Mientras Jesús, invitado por Simón el
fariseo, está sentado a la mesa, una mujer, considerada por todos pecadora,
entra, se pone a sus pies, los baña con sus lágrimas y los seca con sus
cabellos; luego los besa y los unge con el aceite perfumado que ha traído
consigo.
La actitud de la mujer contrasta con la
del fariseo. El celoso servidor de la ley, que juzga a los demás por las
apariencias, desconfía de Jesús porque se deja tocar por los pecadores, y se
contamina. La mujer, en cambio, expresa con sus gestos la sinceridad de su
arrepentimiento y, con amor y veneración, se abandona confiadamente en Jesús.
Cristo no hace componendas con el pecado, que es oposición radical al amor de
Dios. Pero no rechaza a los pecadores, sino que los acoge: Jesús, el Santo de
Dios, se deja tocar por ellos, sin miedo de ser contaminado, los perdona y los libera
del aislamiento al que estaban condenados por el juicio despiadado de quienes
se creían perfectos, abriéndoles un futuro.
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