La historia de la religiosa Briege Mckenna se ha contado muchas veces. Los
médicos le dijeron que se quedaría en una silla de ruedas para toda la vida.
Pero milagrosamente, un día se curó.
Es solo un episodio en su emocionante
itinerario espiritual. En el año 1971, mientras rezaba antes de la Eucaristía,
sintió que Jesús le confiaba una misión muy concreta.
SOR BRIEGE MCKENNA
Hermanas de Santa Clara
"La voz me decía: "Habla con
los sacerdotes, diles lo que te he contado. Serás mi instrumento”. Entonces
pensé: "Olvídalo Señor”. Pero durante cinco o seis horas permanecí en
éxtasis. Vi todo el proceso de una ordenación y lloré”.
Ella lo recuerda como si fuera ayer.
Dice que Jesús le contó que habría una gran crisis y falta de sacerdotes, así
que le pidió enseñar a los sacerdotes a fortalecer su
vocación.
SOR BRIEGE MCKENNA
Hermanas de Santa Clara
"Le pregunté al Señor qué cosas no
iban bien en el sacerdocio. Entonces escuché una voz en mi corazón que me
decía: "¿Por qué dices que está mal? Es mi sacerdocio. ¿Alguna vez he dado
algo que no fuera perfecto?” ”.
Esta llamada le impulsó a enseñar
durante años a miles de sacerdotes de todo el mundo. Dice que les refuerza, les motiva, les previene y les desafía.
Lleva a cabo su misión pensando en lo que Jesús le dijo en aquella ocasión.
SOR BRIEGE MCKENNA
Hermanas de Santa Clara
"Me dijo: "Muchas de mis
vocaciones nunca saldrán a la luz. Quiero que salgas y hables con las familias
sobre lo que significa ser un sacerdote. Es una bendición.”
Desde entonces dice haber tenido más
visiones y experiencias sobrenaturales. Incluso ha recibido el don de curar enfermedades. Ella cuenta que no es obra
suya, que es Jesús que le utiliza como instrumento. A pesar de todo, ha
mantenido siempre su sentido del humor.
SOR BRIEGE MCKENNA
Hermanas de Santa Clara
"La gente me dice: "¿Me
puedes decir el futuro? ¿Voy a ser obispo?”. Yo les digo que Dios no me cuenta
esas cosas.”
A lo largo de los años la Iglesia ha
tenido altibajos. Ha afrontado retos y humillaciones. Briege Mckenna dice que
eso es bueno, porque así se centra en formar sacerdotes que tengan
una verdadera vocación. Añade que el prestigio de un sacerdote ya no
es algo terrenal.
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