Dios no salva a distancia, sino ama a sus hijos con la
dulzura y la paciencia de una madre. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía
en la Misa celebrada en la Casa de Santa Marta. Comentando las lecturas, el
Pontífice subrayó la tentación en la cual tantas veces cae el hombre: tratar de
controlar la gracia de Dios como si fuera una mercancía. También recordó el
Papa, a los Fariseos, esclavos de las tantas leyes que cargaban a las espaldas
del pueblo; a los Saduceos, con sus compromisos políticos; a los Esenios,
buenos pero sin coraje para arriesgar; a los Zelotes, para los cuales la gracia
de Dios era la guerra de liberación.
“Y así, esta verdad tan bella de la cercanía de Dios se
desliza en una co ..
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