En su homilía
en Casa Santa Marta, el Papa explicó por qué la Iglesia debe ser madre. Dijo
que cuando no sale a buscar a la gente, corre el riesgo de encerrarse en sí
misma.
FRANCISCO
"Tal
vez se ha organizado bien, un organigrama perfecto, todo en su lugar, todo está
limpio, pero falta la alegría, falta la fiesta, falta la paz, y así se
convierte en una Iglesia desalentada, ansiosa, triste, una Iglesia que tiene
más de solterona que de madre, y esta Iglesia no sirve, es una Iglesia de
museo”.
El Papa
añadió que la alegría de la Iglesia está en consolar y pidió a los cristianos
que no huyan de la ayuda que ofrece.
"Yo me
pregunto cuál es la consolación de la Iglesia. Así como cuando una persona es
consolada; cuando siente la misericordia y el perdón del Señor, la Iglesia hace
fiesta, es feliz cuando sale de sí misma. En el Evangelio, ese pastor que sale,
va a buscar aquella oveja perdida, podía hacer la cuenta de un buen
comerciante: por, 99, si pierde una no hay problema; el balance… Ganancias,
pérdidas… Pero va bien, podemos ir así. No. Tiene corazón de pastor. Sale a
buscarla hasta que la encuentra y allí hace fiesta, está feliz”.
"Cuando
la Iglesia no hace esto, cuando la Iglesia se detiene en sí misma, se cierra en
sí misma, tal vez se ha organizado bien, un organigrama perfecto, todo en su
lugar, todo limpio, pero falta la alegría, falta la fiesta, falta la paz, y así
se convierte en una Iglesia desalentada, ansiosa, triste, una Iglesia que tiene
más de solterona que de madre, y esta Iglesia no sirve, es una Iglesia de
museo. La alegría de la Iglesia es dar a luz; la alegría de la Iglesia es salir
de sí misma para dar vida; la alegría de la Iglesia es ir a buscar aquellas
ovejas que están perdidas; la alegría de la Iglesia es precisamente aquella
ternura del pastor, la ternura de la madre”.
"Que el
Señor nos de la gracia de trabajar, ser cristianos alegres en la fecundidad de
la madre Iglesia y nos libre de caer en la actitud de ser cristianos tristes,
impacientes, desalentados, ansiosos, que tienen todo perfecto en la Iglesia,
pero no tienen ‘niños’. Que el Señor nos consuele con la consolación de una Iglesia
madre que sale de sí misma y nos consuele con la consolación de la ternura de
Jesús y de su misericordia en el perdón de nuestros pecados”.
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