“No debemos
tener miedo de dejar las odres viejas, de renovar, es decir aquellos hábitos y
esas estructuras, que en la vida de la Iglesia y por lo tanto también en la
vida consagrada, reconocemos como algo que no corresponde a cuanto Dios nos
pide hoy para hacer crecer su Reino en el mundo. Nosotros los consagrados, somos
consagrados para servir al Señor y servir a los demás con la Palabra de Señor,
¿no? Digan a los nuevos miembros, por favor, díganles que orar no es perder
tiempo, adorar a Dios no es perder tiempo, alabar a Dios no es perder tiempo.
Si nosotros consagrados no nos detenemos cada día delante a Dios en la gratitud
de la oración, el vino se hará vinagre”.
Con estas
palabras el Papa Fran ...
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