En su homilía en Casa Santa Marta, el
Papa pidió a los cristianos que den testimonio. Les invitó a no temer ser luz
en medio de las tinieblas.
FRANCISCO
"El corazón cristiano es
magnánimo. Esta siempre abierto. No es un corazón que se cierra en su propio
egoísmo. No es un corazón que se pone límites, que cuenta: hasta aquí, hasta
allá. Cuando tú entras en esta luz de Jesús, cuando tú entras en la amistad de
Jesús, cuando tú te dejas guiar por el Espíritu Santo, el corazón se vuelve
abierto, magnánimo”.
Por último, explicó que en un corazón
abierto puede entrar Jesús y así los cristianos pueden convertirse en sus
testigos.
RESUMEN DE LA HOMILÍA DEL PAPA
FRANCISCO (Fuente: Radio Vaticana)
"El misterio de Dios es luz” –
afirmó el Santo Padre – al comentar el Evangelio del día en que Jesús dice que
la luz no ha venido "para ser colocada debajo de un cajón o debajo de la
cama, sino para ser puesta en un candelabro, para iluminar”:"Y éste es uno
de los rasgos del cristiano, que ha recibido la luz en el Bautismo y debe
darla. Es decir, el cristiano es un testigo. Testimonio. Una de las
peculiaridades de las actitudes cristianas.
Un cristiano que lleva esta luz, debe
hacerla ver porque él es un testigo. Cuando un cristiano prefiere no hacer ver
la luz de Dios, sino que prefiere sus propias tinieblas, éstas le entran en su
corazón porque tiene miedo de la luz y los ídolos, que son tinieblas, le gustan
más. Entonces le falta, le falta algo y no es un verdadero cristiano. El
testimonio. Un cristiano es un testigo. De Jesucristo, Luz de Dios. Y debe
poner esta luz sobre el candelabro de su vida”.
"El corazón cristiano es
magnánimo. Esta siempre abierto. No es un corazón que se cierra en su propio
egoísmo. No es un corazón que se pone límites, que cuenta: hasta aquí, hasta
allá. Cuando tú entras en esta luz de Jesús, cuando tú entras en la amistad de
Jesús, cuando tú te dejas guiar por el Espíritu Santo, el corazón se vuelve
abierto, magnánimo. El cristiano, a este punto, no gana: pierde. Pero pierde
para ganar otra cosa, y con esta ‘derrota’ de intereses – entre comillas – gana
a Jesús, gana convirtiéndose en testigo de Jesús”.