El Papa rezó en esta gruta donde San Francisco de Asís instauró la tradición del
pesebre en 1223.
Está en la ciudad italiana de Greccio, a unos 100 kilómetros de Roma.
Francisco llegó por la tarde, en el coche que utiliza normalmente. El Papa
explicó que fue a Greccio para rezar pocos días antes de la Epifanía. Fue una
visita muy privada por lo que ni siquiera las cámaras de televisión captaron el
momento. Solo estaban preparadas las de la diócesis.
Además los únicos que sabían de la
visita del Papa eran el obispo de Rieti y la comunidad
franciscana del monasterio donde está esta gruta del Pesebre.
La sorpresa fue mayúscula también para
unos 150 jóvenes de la diócesis que participaban en un encuentro. El Papa
improvisó un discurso en el que les invitó, como hicieron los tres Reyes Magos,
a "seguir las señales que conducen a Jesús”.
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