Maruchi R. de Elmúdesi
Movimiento
Familiar Cristiano
Instituto
de la Familia
“CONCLUSIONES DE UNA ENCÍCLICA
PROFETICA: LA HUMANAE VITAE”
En el año 1968, S.S. Paulo VI, promulgó su
Encíclica Humanae Vitae (Sobre la Vida Humana), donde nos decía: “El gravísimo
deber de transmitir la vida humana ha sido siempre para los esposos,
colaboradores libres y responsables de Dios Creador, fuente de grandes alegrías
aunque algunas veces acompañadas de no pocas dificultades y angustias. El nuevo
estado de cosas existente en el mundo de esa época, se preguntaba si ¿no sería
indicado revisar las normas éticas hasta ahora vigentes, sobre todo si se
considera que las mismas no pueden observarse sin sacrificios, algunas veces
heroicos? Si dado el creciente sentido de responsabilidad del hombre moderno,
no haya llegado el momento de someter a su razón y a la voluntad, más que a los
ritmos biológicos de su organismo, la tarea de regular la natalidad. Y todo
esto exigía del Magisterio de la Iglesia una nueva y profunda reflexión acerca
de los principios de la doctrina moral del matrimonio, doctrina fundada sobre
la ley natural, iluminada y enriquecida por la revelación divina”.
Y a toda esta situación fue que el Santo
Padre, decidió dar respuesta a tan graves cuestiones.
En su Encíclica Paulo VI advertía allí tres
grandes peligros que la anticoncepción artificial del control de los
nacimientos acarrearía para la sociedad: EL CAMINO FÁCIL Y AMPLIO PARA LA
INFIDELIDAD CONYUGAL Y LA DEGRADACIÓN DE LA MORALIDAD; LA PÉRDIDA DEL RESPETO A
LA MUJER, que pasaría a ser considerada como simple instrumento de goce
egoísta; y, FINALMENTE PONER UN INSTRUMENTO PELIGROSO EN MANOS DE AUTORIDADES
DESPREOCUPADAS DE LAS EXIGENCIAS MORALES. (HV 17)
Las tres previsiones se cumplieron al pie
de la letra. De hecho, la inmensa mayoría de las técnicas anticonceptivas, son
nocivas para la mujer avasallando su dignidad.
En cuanto a la decadencia moral, está a la
vista: la facilidad anticonceptiva ha abierto las puertas del libertinaje
sexual, a la prostitución femenina y masculina, y al descrédito de la
institución familiar.
Finalmente,
las políticas que se apoyan en planes antinatalistas han encontrado en
las técnicas anticonceptivas los medios para imponer campañas masivas de
esterilización, voluntarias o forzadas
y control demográfico. Los
ejemplos de Perú, Brasil, China, numerosos países de África, el Caribe y
Centroamérica, son clara demostración de la visión de Paulo VI.
Yo recuerdo perfectamente cuando salió esta Encíclica, tenía
ya varios años de casada y la estudiamos completa en nuestro grupo de MFC.
Muchos “católicos” se disgustaron
y muchos hicieron caso omiso de esas recomendaciones. Y es que
a nadie le gusta lo que cueste sacrificio. “Dale a tu cuerpo alegría,
macarena”. Estamos viendo desde hace ya
muchos años en lo que se ha convertido la moral matrimonial. ¡Cuántas infidelidades!!
¡Tantas faltas de respeto a la mujer! ¡Tanta degradación y violencia!
Y es
que para vivir el verdadero amor en familia, se necesita de mucho sacrificio y
no hemos estado educando a nuestros hijos para dominar sus instintos y pasiones
como personas que son y no animalitos. “El matrimonio cristiano, como todos los
sacramentos que están “ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, en
definitiva, a dar culto a Dios” (Concilio Vaticano II, Consti. Sobre la Sagrada
Liturgia), es en sí mismo un acto litúrgico de glorificación de Dios en
Jesucristo y en la Iglesia. Celebrándolo, los cónyuges cristianos profesan su
gratitud a Dios por el bien sublime que se les da de poder revivir en su
existencia conyugal y familiar el amor mismo de Dios por los hombres.”
(Familiaris Consortio No. 56)
Que el
Señor Dios Todopoderoso, nos ayude a comprender que “el hombre no puede hallar
la verdadera felicidad a la que aspira con todo su ser, más que en el respeto
de las leyes grabadas por Dios en su naturaleza y que debe observar con
inteligencia y amor”. (HV final) Amén!