Durante su homilía de Casa Santa
Marta, el Papa Francisco pidió a los
católicosque no lleven dobles vidas, que vivan lo que prediquen
y no se queden solo en las palabras.
PAPA FRANCISCO
"Esto lleva a una doble vida: una
de apariencias y una que es verdad. Te aleja de Dios y destruye tu identidad
cristiana”
El Papa añadió que es por esto
que es necesario "rezar con humildad”. Dijo que los
cristianos deben pedir a Dios la fuerza para llamarse a ellos mismos cristianos
y para vivir también de esa manera.
EXTRACTOS DE LA HOMILÍA
(Fuente: Radio Vaticana)
"La mundanidad espiritual nos
aleja de la vida coherente – refirmó el Santo Padre – nos hace incoherentes”,
uno "finge ser así” pero vive "de otra manera”. Y la mundanidad –
añadió – "es difícil conocerla desde el inicio porque es como la carcoma
que lentamente destruye, degrada la tela y después esa tela se vuelve
inservible” y el hombre que "se deja llevar adelante por la mundanidad,
pierde su identidad cristiana”:
"La carcoma de la mundanidad ha
arruinado su identidad cristiana, es incapaz de coherencia. ‘Oh, yo soy tan
católico, Padre, yo voy a Misa todos los domingos, tan católico’. Y después vas
a trabajar, a realizar tu profesión: Pero si tú me compras esto, hacemos este
tráfico de influencias y tú recibes el soborno’. Esta no es coherencia de vida,
ésta es mundanidad, para dar un ejemplo. La mundanidad te conduce a la doble
vida, a la que aparece y a la que es verdadera, y te aleja de Dios y destruye
tu identidad cristiana”.
Por esto – prosiguió explicando el Papa
– Jesús es "tan fuerte” cuando pide al Padre que salve a los discípulos
del espíritu mundano, "que destruye la identidad cristiana”. Un ejemplo de
bastión contra este espíritu es precisamente Eleazar que piensa en los jóvenes
que si hubieran cedido al espíritu mundano, se habrían perdido por su
culpa:
"El espíritu cristiano, la
identidad cristiana, jamás es egoísta, siempre trata de cuidar con la propia
coherencia, cuidar, evitar el escándalo, cuidar a los demás, dar un buen
ejemplo. ‘Pero no es fácil, Padre, vivir en este mundo, donde las tentaciones
son tantas, y el truco de la doble vida nos tienta todos los días, no es
fácil’. Para nosotros no sólo no es fácil, es imposible. Sólo Él es capaz de
hacerlo. Y por esto hemos rezado en el Salmo: ‘El Señor me sostiene’. Nuestro
apoyo contra la mundanidad que destruye nuestra identidad cristiana, que nos
lleva a la doble vida, es el Señor”.
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