El Papa visitó el santuario anglicano que recuerda a los 25 mártires de Uganda
asesinados entre los años 1884 y 1887. Francisco contempló las
capillas que recuerdan los lugares donde fueron condenados, torturados y
asesinados por no renunciar a su fe.
Además, se detuvo unos minutos en el
lugar del martirio.
Luego, rezaron juntos y también juntos dieron la bendición a los
anglicanos que había en la puerta del santuario.
Los 40 obispos anglicanos del país
acompañaron al Papa hasta el papamóvil, que le llevó muy bien
escoltado hasta el cercano santuario católico.
Y por las carreteras ninguno se
quería perder el paso del Papa.
El santuario católico está en el
lugar en el que el mártir San Carlos Lwanga fue
quemado vivo. Es un parque con una capacidad para unas 100 mil
personas.
Asistieron los presidentes de Uganda
y de Sudán del Sur, y también el rey de Uganda, descendiente del monarca que
ordenó la persecución de cristianos.
"En el Nombre del Padre, y del
Hijo y del Espíritu Santo”.
El Papa recordó que los mártires de Uganda tienen un mensaje ecuménico:
católicos y anglicanos dieron la vida juntos por la misma fe.
FRANCISCO
"Recordamos también a los mártires
anglicanos, su muerte por Cristo testimonia el ecumenismo de la sangre”.
De los mártires destacó su capacidad de amar y de perdonar, su atención a los necesitados,
también en la propia familia; y la capacidad de construir una sociedad mejor
contando con todos.
FRANCISCO
"Sus vidas también ahora siguen
dando testimonio del poder transformador del Evangelio de Jesucristo. Esta
herencia no la hacemos nuestra como un recuerdo circunstancial o conservándola
en un museo como si fuese una joya preciosa. En cambio, la honramos
verdaderamente, y a todos los santos, cuando llevamos su testimonio de Cristo a
nuestras casas y a nuestros prójimos, a los lugares de trabajo y a la sociedad
civil”.
Fue una ceremonia muy alegre y musical. Seguramente al Papa le
sorprendió cómo entonaron el "aleluya” antes de leer el Evangelio.
El encargado de despedirlo fue el arzobispo
de Kampala.
"Por favor, regrese cuando
pueda”.
Aunque la ceremonia concluyó por
supuesto, con un baile.
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