Después de tres semanas de intensos
trabajos en el Sínodo de la Familia, las intenciones de noviembre del Papa
Francisco siguen la misma línea: diálogo y acompañamiento.
En la intención universal pide
oraciones para poder estar abiertos a un encuentro personal con todos,
también con quienes piensan de modo distinto.
Se trata de un mensaje que ha
repetido durante el Sínodo y que va en la línea del documento Nostra Aetate,
que el Papa recordó en la última audiencia general. Fue el texto aprobado en el
Concilio Vaticano II que habla sobre las relaciones con las otras
religiones no cristianas.
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